¡DESDE SALTO!
Por Dr. Álvaro Vero.-
Especialista en Salud Pública-Internista.-
En verdad no importa tanto la diferencia numérica cuando no hay atisbos de un programa futuro.
La alarma o por lo menos la sorpresa y preocupación de la sociedad uruguaya no se puede soslayar. Hoy todo va a cuenta del covid, “les preocupa y les ocupa” es la frase repetida hasta el cansancio en los informativos, y los dislates de la prensa escrita quitan confiabilidad en el público y muchos llegan hasta la ironía.
Aclaro que no me detengo en cuestiones políticas, y que valoro las cosas positivas que se han efectuado ante una situación tan infrecuente que desde hace 100 años no se daba.
El presidente de ASSE Dr. Cipriani, ha sido un incansable luchador de aspectos administrativos como lo han sido los equipamientos necesarios, ausentes u obsoletos, en la mayoría de los hospitales del interior, como ha notado, se pagaban $140.000 por día cama en los privados, y en adelante es de esperar que la medicina intensiva pública se desarrolle llevando equidad y calidad a los usuarios del interior. (El País/17/5/21)
Estamos hablando de aspectos administrativos – equipos, instalaciones, R RHH y capacitación – en desarrollo, esto es un proceso lento de avances progresivos.
No significa más que aspectos de atención médica que eran inexistentes, pero que se deberá pasar rápidamente a la proyección y programación de la salud, cuáles serán las grandes líneas, que están mucho más allá de las estadísticas diarias de covid, y establecer las prioridades posteriores, así como las morbilidades y secuelas.
En salud siempre habrá algo más por hacer, y beneficios para agregar.
Pero me detengo en el artículo citado “…lo que está faltando es un proceso de profesionalización de las direcciones…”
“Me encontré con personas no capacitadas dirigiendo hospitales» «nosotros elegimos profesionales de primer nivel…”
En artículos de prensa el Dr. Cipriani se ha manifestado a favor de los concursos, al igual que otros representantes del Directorio y del legislativo, y aquí debo discrepar con respeto a la institución ASSE, porque no siempre ha sido así. Ni se ha tenido consideración en la calificación profesional, y también en el tipo de profesión conveniente para los cargos (critica algunos nombramientos anteriores) que no comparto porque se ha reiterado en el ensayo de profesionales sin calificación para la función, sin llamado a aspirantes, sin currículo a la vista y por supuesto muy lejos de los concursos. Tal es así que la prensa diaria muestra remociones y renuncias de personal que no es como se sostiene “de primer nivel”.-
Elementos para sospechar un mecanismo a sotto voce político partidario sobran. Y si esto es el método pues que sean los mejores –sabiendo que la salud es un derecho humano y merece ser gestionada con rigor académico-.
Para el caso del Hospital de Salto es de público conocimiento la situación que de ninguna manera puede calificarse de “buena gestión”, tiene sus grandes dificultades, desde hace mucho más que la pandemia, con hechos administrativamente intolerables, con una remoción de la dirección anterior por concurso y calificación, y ya habiendo sido designado centro covid por el Dr. Cipriani, (no andaban tan mal las cosas); pero sucedió; y luego se terminó con un proyecto de cirugía y su jefe (Dr. Salvatierra), así como ayudantes, respaldado por la Facultad de Medicina y la sociedad de Cirugía del Interior; y cuya calificación sí es del “primer nivel”.
643 o 2000 necesita de un programa, de gestión de las colas, de recursos, de prioridades –no lo hay – y tampoco quien lo haga- en tanto el promedio mensual de operaciones equivale a las necesarias por día hay especialidades que no han operado por dificultades serias que habrá que auditar y solucionar. Creo que debemos de pensar y programar el futuro y no tanto distraerse con el sistema “tensionado y estresado” de lo contrario ganaremos la batalla del covid pero no la guerra por la salud.
Se trata de apagar incendios y a la vez con decisiones inentendibles no crear otros.
El autoritarismo y el favoritismo no son buenos para lograr calidad, equidad, justicia social. En fin, primero no excluir y respetar trayectorias y calificaciones; es lo que como sociedad esperamos.