Mi padre era argentino, y hace más de 60 años que cruzo el Río de la Plata o el Río Uruguay, para descubrir un país maravilloso.
La antigua frase que se siempre escuché decía “Argentina tiene todo, es un país rico”, y en esta penúltima aventura periodística que comienzo con El Bocón, dando sus primeros pasos aquí, puedo decir sin temor a equivocarme, que Argentina está destruida, avasallada y saqueada por todos los políticos que han gobernado y administrado el país en los últimos 60 años.
Quienes conocimos aquella Argentina de pie, recibiendo ciudadanos de todo el mundo, que llegaban en busca de prosperidad; nos es imposible olvidar aquel país de miles y millones de chimeneas largando humo, produciendo durante tres turnos del día y la noche.
¿Cómo hicieron para saquearla de esta manera?
¿Cómo se puede llegar a que la mitad de los argentinos sean pobres?
Los motivos, me animo a decirlos con propiedad.
Gobiernos corruptos, políticos delincuentes, administraciones del dinero público que se transformaron en asociaciones ilícitas.
Medios de comunicación militantes y periodistas mercenarios, cómplices del sistema político de cualquier color de turno.
Todo un combo que ha condenado a la indigencia a más de un millón de argentinos.
Siempre hubo personas indigentes, eran aquellos que tenían un grave problema personal, psicológico, emocional, soledad, adicción…
Hoy los indigentes son personas que no pudieron mantener el pago de su alquiler, su alimentación, y fueron a parar a la calle.
Se han acostumbrado los argentinos a ver familias enteras viviendo en la calle, ya pasaron a ser un número de las estadísticas, solo un número.
El Bocón inicia su integración a este mundo aparte que es la Argentina.
Pretendiendo mantener nuestra esencia, nuestros principios inalterables, la independencia periodística.
No será sencillo, nada es fácil, pero en esta vida de desafíos, y con la colaboración de jóvenes periodistas, vamos a intentarlo.
Esperamos aportar a nuestros lectores lo que hemos hecho durante 27 años en Uruguay.
Salud y energía, solo eso pido.