La fiscal de la llamada “Operación Océano” en Maldonado está siendo cocinada a fuego lento por los diferentes poderes que quieren salvar a un montón de viejos degenerados que deberían hace mucho tiempo estar en la cárcel. Hay pruebas, testimonios, confesiones, todo tipo de argumentos sólidos como para darnos cuenta que estamos ante un grupo de gente de poder con dinero que les importa un carajo todo. “Viejos que compran cuerpos de niños, niñas y adolescentes” solo pensando en sus instintos asquerosos y exhibir el poder de su sucio dinero.
Viejos verdes poderosos, que incluso ocuparon cargos públicos de tremenda importancia.
Ofreciendo ayuda económica a cambio de sexo a jovencitas menores.
Se incautaron los celulares y se destapó la olla, quedaron expuestos, y después con un caradurismo delictivo negaron todo y que no sabían que eran menores.
La fiscal y sus fiscales adjuntas avasalladas por los abogados famosos que cobran decenas de miles de dólares por adelantado para agarrar las defensas de estos degenerados. Ex juez, arquitectos, abogados, diputado suplente del Partido Colorado.
Algunos pagaban por los servicios sexuales de la menores con droga, sí, le daban droga a cambio de sexo.
Todos están en prisión domiciliaria mientras sus famosos abogados buscan la vuelta para sacarlos sin manchas, buscando todo tipo de camino para lograrlo.
Si alguien roba una gallina para la olla, seguro a los 10 minutos está en la cárcel, pero el poder, los peces gordos, nunca van a la cárcel, todo se arregla de alguna manera.
“Yo no sabía que eran menores” es la frase que se repitió todos estos meses.
Hubo una maniobra con documentación que debía ir a los defensores que les dio pie para poder la anulación. ¿Qué causalidad no?
Este es el país del no pasa nada, el país del no te metas, y ahora hasta el juez deja mal parada a la fiscalía de este caso.
No tengo dudas que termina siendo sancionada la fiscal, este es el mundo del revés, donde Don Dinero manda, donde todo se arregla, hasta la mierda de estos viejos verdes tiene solución.
¡Fuerza señora fiscal!