Históricamente los políticos que son candidatos a ocupar cargos públicos realizan una campaña electoral previa que implica diferentes formas de presentar sus candidaturas.
Las candidaturas a la Presidencia de la República hacen que los candidatos recorran palmo a palmo nuestro país, sin dejar ni una sola ciudad, localidad o pueblo sin visitar en varias oportunidades.
Estas visitas son programadas por su jefe de campaña y en coordinación con los referentes de ese candidato en cada una de las localidades.
Personalmente los he llamados “caudillitos”, porque son líderes en pequeñas comunidades.
También en cada Departamento están los candidatos a Diputados que son los referentes directos del candidato a Presidente de la República.
Es así, que se arman diferentes estrategias electorales, pero siempre está pensado a tener la presencia en persona del candidato en todos esos lugares.
Normalmente, se divide el país en 4 zonas y a medida que se acerca el acto electoral se acrecienta mucho más la circulación del candidato a Presidente por todo el país.
Hace más de 30 años que como periodista cubro la mayoría de esas giras presidenciales y recuerdo diferentes anécdotas que marcan la pauta de lo que ellas realmente son.
Recuerdo en una oportunidad un candidato a Presidente del Partido Nacional hace muchos años en la ciudad de Minas, que en pleno acto y cuando faltaban pocos minutos para que haga su discurso ante una multitudinaria presencia de gente, el candidato le preguntó a su Secretario personal en qué ciudad estaban.
Aunque les parezca mentira, yo lo presencié porque estaba en ese lugar y en ese mismo momento.
Es tal la locura que asumen, que muchas veces llegan a realizar actos públicos en 3 y hasta 4 Departamentos en el mismo día.
Era por eso que ese candidato presidencial no sabía ni dónde estaba.
La mayoría recorre todos esos kilómetros en automóvil, con un chofer que lo acompaña y en los trayectos de ciudad en ciudad van armando las estrategias oratorias de cada lugar.
Son realmente profesionales en la materia la mayoría, memorizan de cada lugar los nombres de los principales “caudillos” locales y además el Secretario le refresca la memoria antes de llegar al lugar en donde va a hacer uso de la palabra de las principales características de la zona.
Recuerdo en una oportunidad que el Dr. Luis Alberto Lacalle Herrera (el “Cuqui”), que fue uno de los que hacían un culto de sus recorridas.
Lacalle Herrera se caracterizaba por su puntualidad en cada lugar que había coordinado su visita y también tenía una memoria tremenda.
Una tarde estaba programada su presencia en la localidad de Solís de Mataojo, en el Departamento de Lavalleja y cuando llegó habían solamente 3 o 4 personas esperándolo, no dudó ni un solo instante en saludarlos uno a uno y comenzar su discurso.
Lacalle Herrera no esperaba, como hace la mayoría, que lleguen otras personas, porque acostumbraba a comenzar su discurso a la hora estrictamente programada.
En su discurso en Solís de Mataojo, que lo hizo encendido como si hubieran 200 personas, preguntó con el nombre y el apellido por 5 o 6 vecinos de la localidad, demostrando su gran memoria.
Normalmente el responsable de llevar la gente al acto es el “caudillito” barrial, quien varios días antes recorre casa por casa de cada uno de los vecinos para invitarlos a escuchar al candidato que viene a su localidad.
También se cita a conferencia de prensa a los medios de comunicación locales y allí aprovechan para difundir gratuitamente sus ideas, proyectos y su propia imagen.
Los políticos profesionales tienen todo el tiempo del mundo para estudiar lo que van a decir en cada acto y saben que tienen que prometer las mejoras de acuerdo a la problemática de cada localidad.
Por ejemplo, cuando llegan a un lugar donde conocen que el principal problema es el desempleo, allí presentan su proyecto para crear fuentes de trabajo en la zona.
Y así lo hacen con cada uno de los rubros que ya tienen preestablecidos por sus referentes locales.
El objetivo es que el candidato llegue y sorpresivamente tenga conocimiento de la realidad local y pueda prometer las mejoras correspondientes de acuerdo a la problemática de cada lugar.
Como ven ustedes es un trabajo profesional, que se necesita mucho tiempo y estudio de la situación.
Lógicamente que el gran objetivo es lograr convencer a los presentes y a quienes los ven a través de los medios de comunicación, que les den el voto.
Lacalle Pou en su campaña electoral en el balotaje se jugó todos los boletos, prometiendo en forma firme y segura que en el Uruguay con un Gobierno del Partido Nacional no habrían aumentos de tarifas, ni de combustibles.
Agregó en cada alocución, que no se le podía seguir metiendo la mano en el bolsillo al pueblo uruguayo.
También criticaba duramente al Gobierno del Frente Amplio por no bajar las tarifas de UTE, ya que aseguraba que el organismo estatal, en los años del Frente Amplio, le ofrecía al Poder Ejecutivo bajar hasta un 6% o 7% las tarifas por las buenas recaudaciones y las ganancias que la UTE estaba dando.
Lacalle Pou decía que el Frente Amplio y en especial Danilo Astori no aceptaba bajar esas tarifas y a la inversa, las obligaba a aumentar otro 6% o 7% con un solo objetivo real decía Lacalle Pou, que era recaudar.
El actual Presidente ahora va a subir todas las tarifas nuevamente, como lo hizo a los pocos días de haber asumido como Presidente.
Utilizando como una simple excusa a la Pandemia y responsabilizando al Frente Amplio por no haberlo hecho el 1ero de enero, como era habitual en el Gobierno de izquierda del Frente Amplio en sus 15 años gobernando.
Sin embargo, ahora van a subir todas las tarifas de nuevo el 1ero de enero, e incluso va a aumentar el valor del litro de nafta nuevamente.
Sin embargo podremos escuchar a la Ministra de Economía, o al Presidente de la OPP Isaac Alfie, que si bien van a aumentar, no se trata de un aumento, que simplemente es adecuar las tarifas al aumento del costo de vida.
Y así como ustedes lo leen, seguramente lo van a escuchar, nos dirán que van a aumentar las tarifas, pero que no es un aumento.
Y por esa va a quedar, no tendremos derecho al pataleo, nos meterán gato por liebre y aparecerá esa nueva palabrita que seguramente se olvidó de explicarla en la campaña electoral, que se llama “adecuación”, que si bien es un aumento, nos querrán convencer de que no es tal.
Le podríamos decir al Sr. Presidente que si la tarifa de luz antes era 8 y a partir del 1ero de enero será 10, esos dos pesos son un aumento aunque quiera llamarlo de otra manera.
Y así seguiremos recibiendo el caradurismo de los políticos profesionales, quienes antes de las Elecciones actúan tal cual grandes actores de Hollywood, nominados para ganar el Óscar a los mentirosos patológicos más terribles que tenemos en el país.