Finalmente, y luego de varios años operando en Uruguay como consecuencia de la cesión de los derechos de tráfico de BQB Líneas Aéreas, Amaszonas Uruguay dejará definitivamente de operar con vuelos regulares y no regulares de pasajeros, correo y carga.
La noticia, si la enmarcamos en la realidad actual de la industria aeronáutica y del turismo no debiera causar asombro.
El hecho es que la pandemia, y como consecuencia de ello la limitación de ingreso a los países que usualmente operaba Amaszonas Uruguay, fueron determinantes para que sus accionistas decidieran el cese de las operaciones.
Si bien es cierto que la empresa intentó varias veces seguir en el mercado nacional a pesar de estar operando a pérdida, no cejó en su empeño, y en julio del año pasado comenzó los primeros pasos para certificar una segunda aeronave EMBRAER ERJ 100, matrícula CX SLC, aeronave gemela a la que operaba desde principios del ejercicio pasado.
La aerolínea uruguaya, más allá de los conventillos patrios, dimes y diretes, invirtió en el cambio de flota, pasando de aeronaves CRJ Bombardier de 50 sillas a EMBRAER ERJ 100 de ciento diez asientos. Se oyeron voces de todo tipo, graznaron los gansos de Rubén Darío, pero lo cierto es que en el acierto o en el error, los accionistas de Amaszonas Uruguay apostaron a seguir volando e invirtieron.
Contaron con recursos propios, sin apoyo político pese a las gestiones realizadas para revertir una situación adversa por donde se la mire, en medio de la ignorancia supina de las autoridades gubernamentales actuales, herederas del desquicio que adornó todas las administraciones de gobierno en materia aeronáutica desde los tiempos de Pluna. Mucha gente le puso el viento de frente, perseveraron, pero todo tiene un límite. Y lo tuvo.
Las consecuencias de la pandemia y las limitaciones migratorias acabaron por dejar en tierra a la única aerolínea nacional de transporte internacional y nacional de pasajeros, carga y correo.
Levantarán su voz los “iluminados”, “¡qué barbaridad! (besito en la frente y hasta mañana)”, pero lo cierto es que el cuerpo directriz de la aerolínea lo intentó y finalmente sucumbió.
Ya llegarán quienes dibujen en un mapa cómo ir y adónde ir con precisión científica, y enseñen graciosamente a la grey aeronáutica qué hacer…
En la memoria colectiva, el desprecio gubernamental de los ignorantes hacia quién, desde la nada, creó U-AIR. Diseño de aerolínea que fue probado con éxito en los hechos. Nos referimos al Comandante Antonio Rama.
Enfoques no se abroga el derecho de establecer criterios indicando qué debe hacer el país, medio informativo que se ocupa de la industria aeronáutica, entre otras, que ha sido testigo secular de fracaso tras fracaso, pese al aporte de quienes adivinan acontecimientos a través de la lectura de las vísceras de los pájaros.
En alguna oportunidad, alguien vinculado a la aviación comercial nos dijo: “el día que el país tenga una actividad económica, financiera, de negocios y de turismo importante, nadie se va a preocupar de la conectividad. Van a venir solos los que saben del negocio sin necesidad de llamar a nadie o crear un ministerio con alas”. Todos intentos fallidos, salvo U-AIR, que fue destrozada por un sindicato de PLUNA de muy triste memoria, que facilitó el dedito para abajo del presidente Mujica.
El Gobierno del Frente Amplio, ocasional verdugo, le cortó cabeza y miembros a PLUNA, semilla del proyecto malogrado de Campiani. Es historia.
Hoy, el “vacío”, vocablo temido por los griegos, inexistente. Amaszonas no fue, no existió.
¡Qué brutos, por Dios!