La orgía financiera que el FA llevó a cabo durante los 15 años de gobierno incluyó una sala que se hizo construir el ministro Enrique Pintado, que según explicaron en su momento, utilizó para reuniones «más íntimas» o para tratar «temas delicados» del ministerio. Incluía un baño con ducha, televisión, frigobar y un sillón-cama.
Ana Olivera por su parte en 2012, compró sillones por 5.500 dólares.
Leonardo De León tomaba whisky 18 años mientras viajaba en «su» avión privado que todos pagamos.
Y así podríamos seguir un buen rato. Cuando el poder no tiene contralor, el gobierno se vuelve una autocracia y el descontrol lo pagamos todos.
Entonces sucede que partimos de un piso moral muy bajo. Donde se iba a cortar cada mano que se metiera en «la lata» y en vez de eso se gastó con desidia y falta de moral de todas las formas posibles.
Luego llegó «Luis» y mandó a parar y se acabó la diversión. O al menos eso creímos cuando hablo de ahorro, uso de los dineros públicos con inteligencia y pragmatismo y transparencia en el gasto.
El problema no está en sí la casa de Suárez genera más gastos que La Tahona o si volar en un avión Cessna A-37B “Dragonfly” el año pasado, tenía algún sentido estratégico o fue solo para sacarse el gusto.
Pongamos que siendo presidente algunas cosas están permitidas. No hay objeciones en cuanto el país logre despegar y revertir el deterioro económico, cultural, social y público después de 15 años de FA más 1 año de pandemia. Ahora, si nos enojamos con Pintado, pedimos el procesamiento de De León y nos horrorizan por el gasto de Ana Olivera, ¿qué necesidad había en comprar dos cuadros a 18 mil dólares?
El problema se llama Beatriz Argimón.
Su agenda feminista globista, apalancada por ONU mujeres (organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres) busca instalar una discusión ideológica radical con el único fin encubierto de ser la futura candidata a la presidencia en 2024. Pará lograr su objetivo se creó un grupo «Argimonista» llamado «Las Josefas» que honran a Josefa Oribe, luchadora por la igualdad de las mujeres.
Argimón quiere imponerse como militante feminista y defensora de los grupos LGBT+. Ese es el plan descubierto. El otro, el plan encubierto, es llegar a perpetuarse en el poder. Sabiendo que no tiene votos propios, que su lugar en el partido fue sólo por una necesidad electoral, busca imponer cuotas de género y se codea sistemáticamente con la izquierda feminista, buscando apoyos fuera de su fuerza política.
Siempre habrá defensores y lacayos adláteres. Pero en su mayoría, el Partido Nacional no está muy de acuerdo en ninguna de sus políticas y mucho menos en la compra de dos retratos que podrían haber costado 1600 dólares (precio de mercado) y termina pagando 18.000. Claro, no era su dinero.
Luego ensaya una defensa poco feliz diciendo que se compraron con ahorros del parlamento, como si la plata que se les da sea de ellos y los ahorros propios.
¿A qué juega Argimón? La misma semana en que sube la nafta ella se dedica a comprar arte. El chiste que me viene a la mente es aquel donde dos amigos se encuentran y uno le pregunta al otro, ¿Cómo está tu mujer?
Y el otro responde: comparada con quién?
Comparados con la orgía fiscal de la última década muy bien. Pero si pensamos que con desidia la vice cometió una falta moral al gastar dinero de todos en algo totalmente prescindible mientras el campo arde en llamas por la suba de la nafta, los jubilados piden aumento y no se les da y que solo en 2020 cerraron 39.000 pequeñas y medianas empresas, parecería una tomada de pelo macabra.
Se puede defender muchas cosas. Esta sin dudas es indefendible.