Alejandro Astesiano tenía un poder mayúsculo al estar pegado al presidente Lacalle Pou prácticamente las 24 horas del día y la noche.

Si alguien que goza de ese poder no sabe usarlo, o por el contrario lo utiliza en beneficio propio, la cosa se complica.

Vamos a decir algo que lo hemos publicado en una red social escuetamente y causó un gran revuelo.

Hubo empresarios que recurrieron en varias oportunidades a Astesiano para que éste pueda “convencer a Lacalle Pou” de dar el visto bueno a algún proyecto a necesidad colectiva o individual.

Y Astesiano sacaba provecho de ese “favor” que les hacía a particulares.

“Astesiano le está haciendo el bocho a Luis” me dijo un empresario personalmente, y me contó cuál era la misión que le había encomendado al ex jefe de la seguridad del presidente Lacalle Pou.

¿Nos podemos sorprender por estas acciones de Astesiano?

No, de ninguna manera, Uruguay siempre desde que tengo uso de razón, fue el país del que “El que no tiene un padrino…”.

La vieja y querida “tarjetita de un político” para conseguir algo o apurar la burocracia que siempre hemos tenido.

Astesiano logró ser visualizado como ese “mano derecha de Luis” que conseguía apurar trámites, expedientes, proyectos, licitaciones, etc, etc.

Lógicamente que al no ser un santo, Astesiano vio que tenía ese “guille” y lo comenzó a usar en provecho propio hasta que desde el exterior llegó la requisitoria y ahí actuó inteligencia, alertado desde México.

Astesiano tenía muchísimo poder e incluso era temido por los propios jerarcas del Ministerio del Interior, ya que era algo posible que pueda incluso sacar y poner gente en cargos.

Lo curioso es que todo ese tráfico de influencias era indirectamente patrocinado por la actitud pasiva del presidente uruguayo.

El mismo que se hizo el “sorprendido igual que ustedes” cuando explotó el tema, y su hombre de confianza fue detenido.

¿Inteligencia no veía el tráfico de influencias permanente de Astesiano?

No tengo la menor duda de que sí estaba al tanto, pero el temor por el poder de Astesiano alcanzaba incluso a inteligencia.

Hay un culpable, es Astesiano, y hay un responsable y se llama Luis Lacalle Pou.

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