Ahora parece que el gran trabajo de los políticos es bajar los precios de unos cuantos artículos de primera necesidad de la canasta familiar.
Todos proponen cosas distintas.
Manini hizo una propuesta en el parlamento.
Los Colorados de Cambiemos hicieron una propuesta al presidente Lacalle Pou.
Senadores del Frente y Botana hicieron una para bajar el precio del gas oil.
El presidente bajó el precio de un asado horrible por un mes.
¿A nadie se le ocurrió aumentar los salarios mínimos, las jubilaciones miserables y las pensiones de hambre?
A nadie.
Dicen que es imposible, pero no es así, es muy sencillo.
¿Por qué no ponen por seis meses el 20% del salario a los funcionarios públicos que cobran más de 120 mil pesos?
Nadie se quiere meter la mano en el bolsillo, todos ganan muy bien, y por lo tanto, no quieren saber de nada.
La que tendría que estar hablando de este tema en la televisión es la galardonada como la mejor ministra de economía del mundo, nuestra señora Arbeleche.
Pero no, no le interesa, ella es sabia, quiere seguir recaudando lo mismo, tiene que seguir haciendo los deberes del Fondo Monetario Internacional, total, ella gana muy bien.
¿Por qué no bajan los impuestos?
¿Por qué no devuelven los 30 millones de dólares que cobraron durante 20 años como partida de prensa?
Mientras tanto siguen viajando, gastando fortunas, algunos en asientos de clase VIP de los aviones, y en hoteles 5 estrellas.
¿Y la ley de usura que iban a votar?
Todo paralizado, el parlamento votando bobadas, siguen entrando los suplentes por un rato y se llegan 10.000 pesos.
Siguen haciendo donaciones de miles y miles de dólares a los medios de comunicación.
Como si no pasara nada, sin importarles nada de nada.
El problema que tenemos son los políticos.
Los enemigos del bienestar, de la justicia, de la vida digna es el despilfarro de los políticos.
La ministra mira para otro lado, cero bola a los giles.