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NO TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY
Cada día me convenzo más que a la Justicia en el Uruguay se le cayó la venda de los ojos.
Se supone que la ley es igualitaria para todos, o sea, como sentencia la Constitución de la República; “todos somos iguales ante la ley”. Pero esto es una gran mentira. Una catastrófica mentira que cualquier ciudadano pobre, que tenga que enfrentar a la Justicia, lo puede corroborar tristemente.
En nuestro país desgraciadamente, hay una Justicia para los ricos y otra muy distinta, para los pobres. No hay caso, la realidad es así, por más que quieran negar.
Y a los casos vamos a remitirnos. La falta de seriedad con la que se procede en el Poder Judicial con determinados casos, es escandaloso. La falta de acción de los jueces, en determinados casos de abuso de poder por parte de jerarcas y políticos, es abrumante.
También se los puede acusar de lo mismo a los fiscales, que son los encargados de la parte acusatoria del Estado. Ninguno de ellos actúa de oficio ante hechos por demás graves, por demás dudosos, por demás comprobados, de delitos.
Pero lo más doloroso, lo más cruel, es que no se actúa de la misma forma, si el acusado o el protagonista de los hechos, es un “señor”, o un “pelagato”.
Si un individuo común y corriente comete un delito y vamos a ejemplificar: una estafa. De seguro que al ser denunciado (un individuo cualquiera), va a dar a la Jefatura de Policía, donde Delitos Complejos u otra dependencia técnica, le tomará declaración de mala gana y luego se dará cuenta al Juez. No vamos a suponer que los “muchachos” policías se la jopeen al Juez y no le digan nada y “arreglen” ellos. En EL BOCÓN han sido denunciados múltiples casos de esta práctica.
Esa persona común y corriente, que no tiene recursos, si se ve acusada, de seguro que estará incomunicada al instante y a disposición del Juez. Cuando se le designe un abogado, todo el “pescado estará vendido”, ya que el secreto del presumario (algo insólito que aplica nuestro Derecho y que tiene sesgos de la Edad Media), le impedirá al abogado (claro que si es pobre su abogado es de cuarta y con esto no queremos decir que sea técnicamente malo, sino que de seguro es alguien sin influencias). Pero puede ser peor, ya que el secreto del presumario y la incomunicación del acusado, hace que el sujeto no haya podido ni avisar dónde está siquiera y menos, que le asignen un abogado defensor. Entonces sucede que muchas veces a ese “pelagatos”, se le asigna un defensor de oficio, que en la mayoría de los casos, no hace nada por el cliente en la primera audiencia. Resultado: el fiscal tiene todas las posibilidades de acusar, el Estado tiene todos los elementos: el parte policial, las declaraciones, pruebas documentales, testimonios y denuncia misma. El defensor va a la aventura, a ver que pasa, a ver de qué acusan a su defendido. Y si lo procesan, a joderse, luego se verá cuando el proceso continúa, en todo caso, el Juez puede decir, que es una medida “preventiva”.
Por supuesto que al acusado, si éste es pobre, lo llevan conducido al Juzgado, esposado y no tiene derecho a comunicarse con nadie y hasta que no le tomen declaración, no puede decir nada a nadie, ni siquiera a su propio abogado (esto viola el Pacto de San José de Costa Rica, pero sucede muchas veces).
Así es el sistema de Justicia de los pobres y así son procesadas muchas personas siendo inocentes, al barrer, “por si acaso” y luego vemos…
LA JUSTICIA DE LOS RICOS
Pero existe otra Justicia, mucho más llevadera, mucho más contemplativa y es la “Justicia para los ricos” o lo que es lo mismo, para los poderosos.
En esta clase de Justicia, sí hay comunicación con el abogado, con los familiares y si el abogado es famoso y tiene “poder”, llega a la hora exacta de la audiencia y no lo dejan como a otros, horas esperando en el Juzgado, ya que los funcionarios judiciales le avisan al “Doctor” a que hora se va a realizar realmente la audiencia.
Los poderosos no son conducidos como delincuentes a los Juzgados, sino que se los lleva de otra manera. Y si los procesan, terminan en cárceles de primera o con prisión domiciliaria.
Vamos a un ejemplo concreto, que realmente es increíble y que marca lo que es este país.
Hace poco tiempo el Procurador de lo Contencioso Administrativo, fue procesado con prisión, en un caso, que no tiene antecedentes en nuestra República. Nos estamos refiriendo al caso del Dr. Gualberto Pérez Riestra. Toda “una figura” de nuestro Derecho. Un hombre impoluto, intachable y con una notable capacidad.
Textualmente se podía leer en declaraciones oficiales del gobierno, con relación con la designación de Pérez Riestra. La entonces Ministra Simón señaló “que se trata de un profesional con una probada trayectoria, criterio y formación adecuada para la tarea que deberá desempeñar”. Se deshizo en elogios y ahondó más aún cuando recordó la vasta experiencia de Pérez Riestra en asesoramiento a organizaciones no gubernamentales y al Estado mismo en distintas dependencias, así como también su labor académica.
Finalmente, como broche de oro, la Ministra de Educación y Cultura señaló que este cargo trasciende el marco de esta Administración.
El doctor Gualberto Pérez Riestra, anteriormente a esta designación, había ocupado el cargo de Fiscal de Gobierno.
La tarea del Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo consiste en intervenir en los procesos en los que se solicita la anulación de actos del Estado. Asimismo controla la actividad estatal para garantizar la aplicación del derecho de los ciudadanos.
¿Qué tal?
UN ESTAFADOR
Y como dice el tango “Cambalache”: cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón. Porque resulta que este consumado jurista, al fin y al cabo, no era más que un estafador.
En un hecho que no tiene precedentes, cayó liderando una “banda de estafadores”, que procedían a rematar bienes con dueños fallecidos o incluso, ejecutar vales con firmas truchas, de bienes cuyos dueños fallecían o eran incapaces. ¿No es un poema tener a un abogado así, en tal alto cargo?
Todo saltó cuando se presentaron a ejecutar un bien donado a la Fundación Peluffo Giguens, que atiende niños con cáncer.
Pero lo más insólito, es que el referido jerarca se fue caminando del Juzgado cuando tenía que declarar y se hace mención a este “peculiar” hecho cuando se informa lo siguiente en la prensa: “El jerarca concurrió al Juzgado Penal de 6º Turno, donde se le tomaron pruebas gráficas para pericias caligráficas.
Aproximadamente a la hora 17.30 fue llamado a declarar pero no estaba en la sala de testigos.
Los magistrados y funcionarios pensaron que quizás el procurador en lo Contencioso Administrativo había «bajado a fumar fuera del edificio», pero transcurrido un tiempo prudencial no apareció. Llamaron a su celular pero se les cortaba la llamada. Tampoco fue ubicado cuando se telefoneó a su casa y al domicilio de un familiar cercano”.
Había cientos de expedientes tramitados en distintos Juzgados del país, por estas personas, que constituían una verdadera “asociación para delinquir”.
FALTAS GRAVES
Seguramente que si este Doctor no hubiera sido un jerarca de alta investidura y con tan prestigiosos pergaminos, no se habría podido ir caminando para esconderse en la casa de su hija, como se dijo. Luego de varios días, se presentó en el Juzgado y finalmente fue procesado.
Claro que esta prestigiosa persona no debe de haber recibido un trato injusto cuando lo procesaron y si se lo procesó, es porque la maniobra presentada era aberrante y digna de cualquier burdo estafador a cara descubierta.
No se lo llevó como a otros al COMCAR, sino que se lo recluyó prolijamente en Cárcel Central.
Este señor, que despuntaba “el vicio”, en las horas libres como jerarca del TCA, ejecutando vales truchos, con esta asociación delictiva, era el que tenía una probada ecuanimidad para ejercer el Derecho en tal alto cargo.
En estas manos estaban todos los ciudadanos de la República, ante esta clase de sujetos, estaban los expedientes y reclamos que se hacen ante este órgano.
Verdaderamente todo esto es para crear una alarma pública de alto nivel y de cuantiosas derivaciones.
Pero este abogado con tan buena trayectoria y tan “rico en su función”, como dijera Simón. “Este cargo se lo llegamos a futuras administraciones”, agregó la Ministra Simón (es por 10 años). La verdad es que nos dejó una verdadera “joyita” y sin dudas que este señor es muy “rico” en su trayectoria y más aún, si lo dejan presentarse a ejecutar vales contra personas fallecidas…
Hay muchos casos en donde algunos “señores” actúan a sus anchas sin ser investigados, sin que la Justicia actúe, sin que se indague por parte de la Justicia. ¿Cómo puede ser que cientos y cientos de maniobras fraudulentas se cometieron y nadie dijera nada? ¿Nadie se daba cuenta de ello? Creo que todo estalló cuando se trató de estafar a otra prestigiosa fundación como la Peluddo, si el perjudicado era un club social del Cerro, seguramente este señor seguía con sus “ricos pergaminos” en el cargo nomás campante.
Por eso lo del título: cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón y con esta Justicia más aún.