Los chistosos dichos de un mal cómico de estos tiempos cuyos libretos siempre estuvieron orientados hacia el ¨fiel servicio¨ de su amo, causaron entre asombro y repulsa en la mayoría de nuestra sociedad ajena ella a cualquier tipo de bandería política, donde graciosamente (desde lo artístico claro) se la ridiculizaba toda, no constituyendo esto un hecho aislado, aunque sí magnificado porque este tipo en los futuros días tenía sendas funciones teatrales en nuestro país.

Mucho y tal vez hasta demasiado ya se habló y opinó en nuestra prensa tapando así todos los inmensos hoyos que por militancia unos y por falta de agallas otros les inhibieron de informar a los necesitados sobre muchas cosas que se ignoran, buenas y malas, pero siempre favoreciendo la imagen de unos o depreciando la de otros, todos ellos merecedores.

En ese inmenso carrusel mediático, proporcionado por los medios que muchos consumen y luego condicionan a un porcentaje con su apoyo político (consultorías de imagen y agencias publicitarias mediante) pasaron desapercibidos dos hechos relevantes que sientan un delicado y muy reprochable insulto gratuito.

Uno claramente, debido a la turbia óptica haciendo foco en un azaroso hecho relativo a las economías rioplatenses dependientes en razón de vecindad y porte relativo, sentando que “…nuestro país debería agradecer que a nuestro vecino le vaya mal” sin tener siquiera en cuenta la sencilla comparación, donde una población doce veces y media mayor que la otra.

Nada más errado pensar en comparar lo que un flujo de unos pocos miles de ciudadanos visitando al otro buscando beneficiarse económicamente con su cambio, que desear justamente lo contrario para recibir como respuesta un aluvión millonario de turistas con el aporte económico y social que ello constituye.

El otro mucho más grave y lamentable miserable fue la acusación (además carente de fundamentos de peso) citando que en el conflicto argentino – británico por sus Islas Malvinas en 1982, Uruguay tomó solapado y artero papel, ayudando a los ingleses con apoyo logístico, para que dicha maquinaria bélica posteriormente ¨fuera a matar soldaditos argentinos¨.

No es la primera vez que siento este tipo de gratuitas ofensas, por gente malnacida que ni vivió, ni rozó siquiera la interna castrense de ese entonces, ni menos de quienes estuvimos realizando tareas muy ajenas a eso durante esos días, constituyendo elucubraciones de gente malnacida.

En lo particular y donde prestamos activo servicio en ese tiempo, puedo dar fe que siendo joven oficial en lo profesional (egresado dos años antes, justamente de la Escuela de Aviación Naval Argentina) la preocupación personal nuestras, estuvo centrada en la vigilancia de nuestra área de responsabilidad, manteniendo constante vigilia durante todo la duración del conflicto, a fin de tener la inteligencia necesaria en tiempo real sobre presencia militar ajena, a los usuales e históricos actores en las mismas (y ojo que si la hubo); y en lo personal desde el primer día en que dicho archipiélago fue recuperado por su verdadero dueño, vivimos a veces la información proveniente de radios argentinas, los partes de batalla, y a veces con angustia las bajas de gente que poco tiempo atrás habíamos convivido por tiempo, siendo muchos conocidos, otros amigos y algunos un poco más que eso.

Me asiste el derecho de opinar sobre este tema, hasta por tener hasta familiares de sangre en ese país, que desde nuestros inicios he considerado particularmente como hermano.

Desconozco la interna en otros niveles muy superiores al mío en esos días, pero por las órdenes recibidas y la actividad allí desarrollada descarto el doble, cobarde y ultrajante papel que se le atribuye a todo nuestro pueblo, como a la empeñosa y muy noble labor llevada a cabo por las tripulaciones involucradas en nuestro territorio durante ese enfrentamiento.

Obrar de una forma tan repugnante con un pueblo considerado hermano es solo entendible en una mente enferma, donde dichas intenciones y actos son reconocibles en gentes sin escrúpulos, cuya concepción es antagónica con la de cualquier persona bien nacido.

Uruguay en ese tiempo y hasta donde yo sé, obró de acuerdo a las normas internacionales de auxilio y vigilancia de la vida humana, brindando apoyo y asistencia a heridos desde un punto de vista NEUTRAL, ese que a muchos nos costó debido a los muy fuertes lazos sentimentales mantenidos con nuestros queridos familiares, amigos y camaradas de la vecina orilla.

Sé muy bien que hicimos en esos duros días, y me niego a recibir gratuitamente ese ¨injustificado halago¨ de artero y cobarde traidor, por alguien que no me representa a mí, ni a mi Fuerza y menos a un acreditable ejemplar de ser humano.

Ojalá haya alguien en el nivel adecuado que corresponda, que pueda de una vez por todas, aclarar acerca esta infamia que no es invento solo de este gracioso chimpancé parlante contando chistes en ambas orillas del río.

No es aceptable eso de que una mentira repetida mil veces, se convierta en verdad, menos mientras existan gentes que realmente hayan vivido eso y sepan que es tamaña ¨hijodeputez¨.

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