¡DESDE PAYSANDÚ! 

Por Dr. Federico Álvarez Petraglia.-

 

Como es de público conocimiento el Intendente de Paysandú al conmemorar los cien primeros días de su mandato, reconoció ante la Junta Departamental y ante la población de Paysandú, que la contratación de Sergio Escobar había sido un error.

Pues bien, a pesar de sus dichos seguimos esperando que cumpla con su palabra, extremo que hasta ahora no ha acaecido.

Pero hagamos un poco de historia, el Sr. Escobar es una persona que fue condenada en el año 2012 como autor de un delito continuado de proxenetismo, un delito de trata de personas, un delito continuado de lavado de dinero y un delito de contribución a la explotación sexual de menores de edad en reiteración real, a la pena de 7 años y ocho meses de penitenciaría, además de tener otros antecedentes previos que no vienen al caso.

El Sr. Escobar, fue parte de la campaña electoral del actual Intendente Olivera, viéndoselo juntos en muchos barrios de Paysandú, y con ellos a varios ediles locales, hoy jerarcas municipales, y a un senador de la República.

Una vez que Olivera accede a la Intendencia de Paysandú, y cuando se hace público que el Sr. Escobar estaba revistiendo en los cuadros de la misma, se trasmitió desde la Intendencia primero la sorpresa, luego la negativa, para terminar afirmando que había ingresado por la vía de la fundación A Ganar por un convenio que ésta tendría con la DINALI, y para desarrollar tareas de tipo limpieza de calles y similares. Desde ya que se negó cualquier vinculación política en su entrada a la función pública, sino que, muy por el contario, se declaraba que era parte de la política de reinserción de personas que habían sido privadas de libertad.

Ahora bien, la primera cuestión que se pudo acreditar fue que Escobar no estaba revistiendo como se dijo como limpiador de calles o barrendero, sino que por el contrario se encontraba con vehículo de la Intendencia a su disposición, que jamás usaba mameluco como los empleados de la fundación sino que siempre se presentaba con pantalón de vestir y camisa acorde, tal como como si fuera un jerarca, y que para reforzar esa calidad acompañaba a directores generales a reuniones con vecinos para solucionar los problemas que hacían a la gestión de la comuna.

Lo segundo que se logró acreditar mediante una solicitud de acceso a la información fue, gracias a la ONG Hermandad Pro Derechos, que la DINALI no tenía ningún convenio con la Fundación A Ganar ni con la Intendencia, razón por la cual hasta el día de hoy no nos queda claro cuál es el tipo de vínculo contractual que une a Escobar con la Intendencia. Sin perjuicio de ello, queda más que evidente que el ingreso de Escobar a la Intendencia entonces, no es parte de un programa de reinserción, sino que hace pensar más bien en un reconocimiento a sus servicios en la campaña electoral del actual intendente Olivera.

De esto se desprende que además de la mentira continua de Olivera, su actitud da por tierra con dos políticas de Estado fundamentales, por un lado la lucha contra todas las manifestaciones del crimen organizado, pues el Sr. Escobar integró un grupo criminal organizado que fue desarticulado en su momento por el aparato estatal, donde se prostituía mujeres por la fuerza y se generaban ganancias de tal actividad ilícita, vulnerando con ello la dignidad de esas víctimas, las que, dicho sea de paso aún viven en nuestro departamento; y por otro lado, al recibir tal imputación resulta evidente que flaco favor se hace a las políticas de género que han sido la punta de lanza en la búsqueda de la igualdad y tutela de derechos.

Pues bien, como lo hemos dicho hasta el cansancio, Olivera al permitir que Escobar circule por distintos barrios de la ciudad en vehículos de la Intendencia, trasmite una legitimidad ante la sociedad que resulta sumamente peligrosa, ¿cómo es posible que una persona de estos antecedentes penales se desplace por el mismo territorio donde cometió sus delitos, ahora en vehículos oficiales y acompañando a los jerarcas municipales? ¿Qué se le transmite a la gente que habita esos barrios? ¿Qué se les transmite a sus víctimas, a quienes nadie hasta ahora les ha pedido perdón por lo que tuvieron que pasar? ¿Cuál es el mensaje para la población de Paysandú, que todo vale, que no pasa nada?

Cuando se adoptan este tipo de decisiones hay que ser muy cuidadosos como gobernantes, pues nadie está en contra de la reinserción de las personas privadas de libertad, ni de aquellos que han cumplido su pena, pero debe quedar claro que si se hace en un ente público, en primer lugar se deben respetar los convenios firmados y el orden de prelación con aquellos que han tenido conducta y exámenes previos de la autoridad para acceder a esas oportunidades, ya que no es lo mismo que se trate de alguien que cometió un delito menor, a que se trate como es este caso, de alguien que ha cometido delitos de suma gravedad, que meritaron la intervención de Juzgados del Crimen Organizado de Montevideo, y que son delitos que en ciertos ámbitos de la sociedad a lo que tienden es a sustituir a las instituciones imponiendo reglas de juego distintas y contrarias justamente a las políticas de Estado. Como no es todo lo mismo, realmente que aquel que llevó adelante una actividad ilícita de esta entidad aparezca hoy como un referente del gobierno legítimo de Paysandú, me parece una aberración.

Por otra parte, nos parece mentira seguir encontrando a un Intendente de un departamento como Paysandú mintiendo en forma reiterada sobre sus vínculos con un ex proxeneta, prometiéndole a su gente y a la clase política que lo iba a solucionar, y llegando a mediados del mes de mayo sin haber adoptado ninguna resolución al respecto.

Ahora, uno se puede preguntar ¿hay algo peor que esto? Y bueno, siempre puede haber algo peor, pues en su momento hemos denunciado que Escobar no sólo trabaja en Servicios como si fuera un jerarca, sino que tiene una oficina propia dentro del local, a tal punto es esto, que días atrás hemos observado en un “cortocircuito” del diario El Telégrafo a un ciudadano agradecerle a Escobar su amable atención en la solución de sus problemas.

Después de lo dicho, habiendo tanta mentira en la contratación de este Señor, habiendo querido blanquear su permanencia en la intendencia de todas las formas posibles, yo insisto: ¿Cuáles son las razones (sin duda poderosas) para que un Intendente siga sosteniendo a un ex proxeneta en la Intendencia? ¿Qué sabe un ex proxeneta para que un Intendente no cumpla con su palabra de cesarlo?

Artículo anteriorA TODOS LOS MIEMBROS QUE CONSTITUYEN LA PLANA POLÍTICA…
Artículo siguiente¿TODO EL VALOR INSTITUCIONAL DE LA INTENDENCIA PARA PAGAR UN CAMBIO DE IMAGEN?