No hay un solo sector de nuestra producción que no se queje, que no pida ayuda al gobierno por esta emergencia sanitaria.

Empleados que van a seguro de desempleo piden volver a trabajar.

Propietarios de comercios dicen que están fundidos que quieren exoneraciones.

Empresarios explican que la situación es casi insotenible.

El sector que vive del turismo está hecho pedazos, cero facturaciones y piden exoneración de impuestos.

Las deudas han crecido en forma realmente exponencial de todos los sectores nombrados.

Las deudas con la DGI y BPS son históricas.

Los alquileres impagos son miles.

La UTE tiene más de 40.000 cortes ya decretados, algo que aún no han hecho solamente por razones humanitarias.

Hay un millón de uruguayos en el Clearing de Informes por no cumplir con sus deudas.

Sin embargo, los jubilados que cobran la jubilación mínima están siendo olvidados por quienes deberían preocuparse por aumentarlas.

Solamente se habla de personas contagiadas, de ingresos al CTI, de saturación de camas, de muertes.

Los jubilados ya estaban pasando hambre desde antes del Covid 19.

Parecería que ser empleado público pasó a ser un privilegio en todo sentido.

Cobran siempre, no van a seguro de desempleo, no son despedidos y tienen un salario razonable la gran mayoría, y superior un buen porcentaje.

Los productores rurales en silencio.

Les debe ir muy bien me imagino, ya que ya no cortan rutas, ni ponen los tractores y cosechadores al borde del camino.

La industria farmacéutica anda volando, los farmacéuticos la hacen toda en palas.

Muchos importadores aprovecharon la situación y también les fue muy bien.

Uruguay sigue siendo caro, y hasta carísimo, no solo para nosotros en el día a día, también para los que llegan del exterior.

Las promesas electorales ya tienen una buena excusa para no ser cumplidas, todo sea por el Covid 19.

Y sin duda que la casta política, siguen viviendo como reyes.

Buenos cargos, buenos sueldos, curritos de todo tipo para engordar sus bolsillos.

La juventud, lamentablemente perdiendo años de estudios, deprimidos al ver la situación actual y sueñan con poder irse.

No ven un futuro en el Uruguay.

La industria sin chimeneas muy golpeada tardará años en recuperarse, y muchos ya han quedado por el camino.

Los hoteles, los restaurantes, alquiler de autos, traslados, turismo receptivo, agencia de viajes; todos en la lona y con una ayuda tipo limosna por parte del Estado.

Los Bancos con plata que les salen por la ventana, las financieras haciendo plata, los cambios peleando.

Las redes de cobranzas el gran negocio del siglo, manejando fortunas ajenas.

Estamos en una crisis para medio Uruguay, que se parece en mucho a la del 2002 con Jorge Batlle de presidente.

La diferencia es que en aquella oportunidad los Bancos explotaron, hoy están con dinero en exceso.

Muchos aprovecharon muy bien la pandemia, otros fueron arrasados.

Al gobierno no le vino mal, encontraron la excusa perfecta para no hacer nada de lo prometido.

Los jubilados de las mínimas, totalmente ignorados.

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