Cuando tenía 26 años, por cosas de la vida se casó por primera vez y tuvo dos hijos.
Por trece años llevó adelante su matrimonio, pero llegó un día, que por cosas de la vida, todo término. A los 41 años se casó por segunda vez y tuvo tres hijos.
Hoy él tiene 53 años y nuevamente por cosas de la vida se vuelve a separar.
Es un hombre que siempre ha trabajado y ha cuidado de su familia. Siempre estuvo pendiente de sus hijos e hizo todo para que pudieran seguir sus estudios.
Ellos dicen que como padre no tienen quejas sobre él, ya que siempre les dio cariño y se dedicó a ellos.
Fue un padre compresivo, siempre hizo su tiempo para escucharlos y entenderlos según las edades de cada uno. Sus vecinos no tenían quejas sobre él, lo veían como un buen vecino, a pesar de que sabían que tenía debilidad por el alcohol. Él jamás tomaba fuera de su casa, a no ser en alguna ocasión especial.
Cada vez que llegaba del trabajo, se traía suficiente bebida. Empezaba a tomar y hasta que no terminaba no paraba.
Era un hombre tranquilo, no molestaba ni maltrataba a nadie en su casa, pero cuando empezaba a tomar ya no se podía contar para nada como padre, ni como esposo.
Los hijos volvían a la casa sabiendo que él estaría tomando y luego se encerraría en su dormitorio.
Su esposa de 48 años trabajaba en la casa, era una profesional.
Su vida era el trabajo, su casa y el cuidado de sus hijos. Había estado muy enamorada de su esposo pero, con los años que él llevaba bebiendo, por cosas de la vida, poco a poco ese amor se fue apagando.
Esta señora que era una buena mujer, un día, por cosas de la vida se empezó a interesar por otro hombre.
Seguro no era su intención, en ningún momento había pensado hacerlo, pero las cosas se dieron y así comenzó una relación.
Ella en su interior sentía algo nuevo y lindo, por cosas de la vida, en ella había nacido un sentimiento que la hacía sentir entusiasmo por la vida. Esta persona que le interesaba era un hombre de 50 años y lo había conocido por casualidad hacía nada más que cuatro meses.
Hacía tres meses que lo conocía cuando se dio cuenta que en ella latía ese nuevo sentimiento.
Un día hablaron y pudieron aclarar sobre sus sentimientos. Ella no se sentía conforme por lo que le estaba sucediendo, pero no podía evitarlo, sentía la necesidad de verlo, de hablarle y fue así que después de tres salidas decidió hablar con su esposo. Primeramente habló con dos de sus hijos mayores y les dijo que quería alejarse de quien era vuestro padre. Con mucho esfuerzo y una gran vergüenza, les habló de lo que por cosas de la vida le estaba sucediendo.
Sus dos hijos no la juzgaron, no tenían dudas que su madre era una buena mujer y que el padre no hacia nada para hacerla feliz.
Le dijeron que la apoyarían en la decisión que tomara y que estarían a su lado en el momento en que se lo comunicara al padre.
Sabían que no era fácil darle esa noticia, ya que a ninguna persona le agrada escuchar que te digan que el amor se terminó y que te dejan, pero tenemos que entender que esto es parte de las cosas de la vida.
Un fin de semana antes de que él empezara a beber, le dio la noticia. No era la idea decirle que estaba interesada en otra persona, simplemente le diría que quería separarse.
El esposo tanto insistió en seguir juntos, que ella terminó diciéndole lo que le estaba pasándole. Él no lo entendió y reaccionó como jamás lo había hecho en tantos años, la golpeó, sus hijos intervinieron y todo terminó mal.
Este esposo y padre, sintió vergüenza por haber golpeado a la madre de sus hijos.
A los seis días de lo sucedido, habló con ella y sus hijos, habiendo decidido irse él. Se fue a vivir a la casa de sus padres. A su esposa no le volvió a dirigir la palabra, estaba desilusionado de ella, no entendía que ella pudiera tener esos sentimientos a otro hombre, seguro creyó que ella lo amaría por siempre. Él no entendió que si al amor no lo alimentamos con cosas lindas, por cosas de la vida llega un día que se acaba. Hoy la relación con sus hijos es buena.
Él lleva haciendo la misma vida que antes, solo que viviendo con sus padres.
Ella con su nueva relación, sin vivir bajo el mismo techo. Sus hijos entienden, que esto que les sucedió a sus padres, es parte de las cosas de la vida.