Por Eduardo Rodríguez.-
Las autoridades políticas desconocieron informes de DIMANA y el basurero de Quebracho sigue funcionando en pleno colapso
Desde hace varios años la ciudad de Quebracho padece un par de gravísimos problemas ambientales: uno es la falta de saneamiento en buena parte de la planta urbana y el otro refiere al colapso del espacio utilizado como basurero. La problemática del manejo de los residuos sólidos hogareños y su disposición final ha sido objeto de larguísimos análisis y diagnósticos sin que hasta el momento se haya avanzado en la implementación de una solución definitiva.
La ciudad, cuya población es de poco más de 3.000 personas, deposita la basura a cielo abierto en un predio de unas tres hectáreas ubicado a pocos metros de la planta urbana, insuficiente para ese fin. Además, por la composición del suelo, es complejo y caro realizar excavaciones que permitan enterrar los desechos a una profundidad considerable. Para agravar el panorama, las barométricas desagotan en el mismo predio y los lixiviados se filtran por pequeños cursos de agua y llegan hasta el arroyo Guaviyú, según confirmaron estudios contratados por privados.
A mediados de 2020 la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) comunicó al Municipio de Quebracho su resolución disponiendo la clausura del basurero pero, llamativamente, esa medida nunca se acató. La resolución fue precedida por una serie de advertencias que ponían en evidencia el deficiente manejo de la basura y su consecuente impacto ambiental. La Dirección recomendó recoger la basura en camiones para llevarla a la ciudad de Paysandú en tanto la disposición final de residuos sólo se debe realizar en los rellenos sanitarios habilitados, según consigna la normativa que rige la materia.
Algunos meses antes de la resolución de la DINAMA los equipos técnicos de la Intendencia ya habían sugerido trabajar para “un cierre ordenado del actual vertedero” pero en este caso proponían buscar un sitio alejado de los cursos de agua.
Ante la coincidencia de las opiniones técnicas y su contundencia, era esperable la consideración de algunas de aquellas sugerencias pero, paradójicamente, el gobierno departamental y el local no atendieron esas recomendaciones e incluso algunos jerarcas políticos confrontaron los informes técnicos. En un nota publicada por Diario “El Telégrafo” el lunes 22 de junio de 2020 la directora de Descentralización, Liliana Geninazza, tras reconocer el problema hizo una afirmación bastante llamativa. Contó que recorrieron el basurero junto “con Gastón Giles (director de Servicios), la directora de Talleres y Limpieza Selva Cora y la directora de Higiene Mercedes Paradiso” y “encontraron que “es totalmente recuperable”, particularmente con respecto a los residuos sólidos, pero no así con la descarga de la barométrica, por lo que “la sugerencia fue de llevar los sólidos al vertedero y que la barométrica fuera a descargar a termas de Guaviyú, que tiene pileta de decantación y que funciona perfecto” con el saneamiento de termas”. Pero además sostuvo que “con poca cosa se puede cerrar y ordenar” el basurero. En el quinquenio anterior (gestión Caraballo – Díaz, Frente Amplio) se anunció que la Intendencia disponía de un fondo para mejorar el basurero de Quebracho pero al cabo del período no se hizo ninguna inversión.
“La situación sigue incambiada, no se ha hecho absolutamente nada. Lo único que se intenta, según lo que se percibe, es que buscan tapar inmediatamente los residuos para que la gente no se dé cuenta, para que visualmente el sitio esté mejor. Pero el grave problema que tenemos no es visual”, lamentó el concejal de Quebracho por el Partido Colorado, Gino Belveder. Quien ha denunciado insistentemente la situación confirmó que continuará trabajando “en este asunto prioritario” y anunció que a través del gobierno local pidió una nueva intervención de DINAMA.