El Cruz Azul está furioso con su jugador estrella, nuestro compatriota Jonathan Rodríguez, porque la noche anterior a un partido, se le vio en un video en una fiesta tomando alcohol.
Los mexicanos hicieron un escándalo de ese video y “El Cabecita” quedó escrachado.
Es imposible no retrotraernos al episodio que protagonizó el comentarista Jorge Da Silveira, cuando dijo que este jugador previo a su venta inminente bebía, y que le gustaba la noche.
A Da Silveira lo expusieron al escarnio por esto, se montó toda una organización para desacreditarlo y responsabilizarlo de sus dichos.
Incluso, que el pase se caía porque los portugueses de Benfica habían visto ese programa, donde el prestigioso comentarista había dicho una frase casi que maldita.
Pero no solo los portugueses quisieron aprovechar esos dichos para bajar el precio pactado, sino que el empresario que lo representa puso el grito en el cielo por eso.
Peñarol por medio del presidente Juan Pedro Damiani armó un circo (su especialidad) y encomendó a Jorge Barrera, como abogado, que redactara un pedido de disculpas y retractación de Da Silveira, a quién presionaron para que lo firmara.
Da Silveira lo hizo apremiado por las circunstancias, aunque había dicho solamente la verdad.
Da Silveira perdió empleos importantes y la Mutual aprovechó para cobrar viejas cuentas, declarándolo persona no grata y mantenerse en esa postura durante el tiempo suficiente para que una cadena internacional, al ver que los jugadores no hacían entrevistas a Da Silveira, le cancelara su contrato laboral inminente.
La hipocresía de muchos periodistas deportivos, que también se subieron al carro de pegarle a Da Silveira, de la empresa de Casal, de la mutual, logró su objetivo de mancillar una trayectoria de casi 50 años del comentarista.
Muchos se regocijaron, ya que tenían cuentas a cobrarle a Da Silveira y aprovecharon la situación.
¿Hoy que dicen todos esos hipócritas?
Bastaría solamente caminar unas cuadras por la ciudad de Florida, conversar con los lugareños y preguntar por el jugador, para darse cuenta que siempre tuvo problemas de alcohol, y que Da Silveira había sido muy moderado en sus dichos en su momento.
Da Silveira nunca dejó de decir de las extraordinarias condiciones futbolísticas del jugador.
Lo que le hizo Damiani, hacerlo arrodillar pidiendo disculpas, fue para vender al jugador, no le importó nada, solo el dinero, dejó de lado todo, solo la plata, la humillación, que valientemente aceptó enfrentar el comentarista, nada le importó a Juan Pedro.
Hoy un nuevo incidente ocurrido con el jugador, vuelve a poner las cosas en su justo lugar. Da Silveira dijo la verdad, pero los intereses, el dinero, los agentes o contratistas, lo sepultaron, con una mutual que creyó defender al jugador, y en realidad, lo estaba perjudicando.
¿Qué actitud tomará el Maestro Tabárez?
¿Lo volverá a citar en los próximos partidos por las eliminatorias?
¿O hará la vista gorda?