La famosa reforma del sistema de salud (el conocido FONASA, buque insignia del primer gobierno vazquista) , tuvo un déficit de más de U$S 800.000.000 en los 15 años del «tiempo progresista» en el poder (déficit obviamente pagó por Juan Pueblo).
El FONASA también sirvió para el endeudamiento del país con los organismos financieros internacionales ya que se usaba para engañar a los burócratas de estos organismos sobre una mentirosa calidad de vida inexistente en el Uruguay y así conseguir cuantiosos préstamos internacionales que llevaron el endeudamiento externo de 19 mil millones a 62 mil millones de dólares.
La salud popular y el manejo de los dineros públicos deben ser sagrados para cualquier Gobierno, como la protección de vidas y bienes y la educación, todas ellas caracterizadas por una pésima gestión. Pero a la pésima gestión en todas esas áreas fundamentales hay que agregar un hecho que se volvió CADA VEZ MÁS COMÚN en los gobiernos frentistas: los increíbles beneficios de empresas y empresarios «compañeros».
Desde el año 2008 les agarró una fiebre privatizadora (eufemísticamente llamada «tercerización») y se largaron con el fanatismo típico de los nuevos conversos a poner en manos de empresarios compañeros cuanto servicio existiese en la Salud Pública con un aumento sideral de los costos.

Veamos los resultados:
1. CAMAS EN CTI PRIVADOS: el costo pasó de 7.500.000 de dólares en el 2008 a 21.500.000 en el 2015 a pesar de que las camas de CTI públicos pasaron de 80 a 191.
2. TRASLADOS POR AMBULANCIA: 2008, 1.200.000 dólares
2015, 11.700.000 dólares
3. LIMPIEZA HOSPITALARIA: 2008, 5.300.000 dólares
2015, 28.800.000 dólares
4. VIGILANCIA HOSPITALARIA: 2008, 3.250.000 dólares
2015, 17.800.000 dólares

Entre camas de CTI, traslados por ambulancia, limpieza y vigilancia de hospitales, los costos pasaron de 17.250.000 (último año de gestión estatal) a 79.800.000 de dólares en el 2015 (costo privatizado): exactamente 462% de aumento!
Hay que decirlo claramente: mientras en el 2016 por ejemplo un costo promedio de un traslado por ambulancias rondaba los 75.000 pesos, hoy cuesta unos 10.500.
Los números lo dicen claramente: la estafa era sencillamente inconmensurable.
Una vez más, no hay nadie preso por otro gran fraude sufrido por el pueblo uruguayo en el manejo de sus dineros.

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