Parece increíble que nuevamente se vuelva a cometer los mismos errores que se vienen cometiendo hace décadas en referencia el tema inseguridad en el Uruguay.
Cuando los temas técnicos los resuelven los políticos, todo sale mal.
Cuando los intereses son electorales, los resultados son sólo electorales.
Es muy difícil encontrar un político que apunte en favor del país en temas como este que son de Estado.
Desde el momento que ocupan un cargo por voluntad del Poder Ejecutivo, nunca dejan de tener a la vista la próxima elección.
Es por eso que las cosas no mejoran como seguramente podrían mejorar si el tema seguridad del Estado estuviera manejado por gente que sabe del tema.
Hoy nos han hecho creer que dando palo y metiendo en cana a todos es la solución de todos los males.
Ese es un error conceptual inmenso.
Se está saltando una de las etapas más importantes de este tema.
Cuando se ven apretados y las estadísticas no les dan bien, apelan a decir que es un tema más profundo y que se soluciona a largo plazo con EDUCACIÓN.
Es para zafar, ellos saben bien que no es así, que si bien la educación es un tema elemental, no es la solución definitiva.
Aquí en Uruguay nos damos el lujo de tener policías de carrera que son recibidos de Licenciados en Seguridad, con las mejores notas y han probado en la práctica sus conocimientos y resultados, que miran por televisión a Heber decir cinco mil boludeces por minuto.
Me voy a extralimitar.
Esos oficiales retirados fueron convocados por Jorge Larrañaga incluso antes de asumir como ministro y se reunieron en el Palacio Legislativo con el desaparecido ex ministro.
Larrañaga les planteó integrar su círculo más cercano.
Ellos quisieron conocer quienes iban a ser la cúpula de oficiales en cargos como Director Nacional de Policía y Jefes de Policía de todos los departamentos.
Larrañaga les dio los nombres y no aceptaron el ofrecimiento del ministro porque no trabajaban con corruptos y oficiales que no les merecen la más mínima confianza.
Esto que digo lo puedo probar con los propios protagonistas.
Los políticos están desesperados mirando las estadísticas de los delitos, porque solo piensan en votos. Nunca piensan en mejorar la inseguridad, en que los adolescentes no entren en ese mundo de la delincuencia, no, de ninguna manera, solo están preocupados en que su gestión sea en los papeles buena, para poder perdurar dentro de esa “carrera laboral” que han transformado el sistema político.
Para culminar les digo…
Hay dos clases de personas, la gente de bien y los hijos de puta, esto pasa en todo el mundo.
Si les das el poder de resolver la vida de todos los ciudadanos a los hijos de puta, sin duda que el resultado será favorable para los hijos de puta.