El fútbol uruguayo es una mafia.

Necesité solo seis palabras para definir ampliamente lo que ocurre en este pequeño paisito, que es una fábrica de jugadores de fútbol, gran exportador de chichos que aún no saben ni donde están parados.

Peñarol es una de las dos más grandes instituciones del fútbol uruguayo junto a su tradicional adversario, el Club Nacional de Fútbol.

El Peñarol de los Damiani transformó al club en un negocio millonaria, lo transformaron en damianidependiente, porque ponen plata y entonces para ser dirigente de Peñarol hay que tener disponibilidad financiera.

Peñarol quedó en manos de empresarios y representantes, y despilfarraron los recursos naturales, que son los jugadores durante décadas.

Los representantes meten jugadores que nunca debieron ponerse la camiseta de Peñarol, pero enganchados con otras ventas aparecen cobrando salarios millonarios.

Les voy a dar una lista de decenas de jugadores que llegaron a Peñarol, creo que uno o dos de ellos podrían tener la categoría para jugar en el club.

Federico Pérez, Sebastián Galán, Carlos Díaz, Bruno Barreto, Juan Silva Cerón, Audu Mohammed, Gabriel Alcoba, Leonardo Fabio Moreno, Paulo Pezzolano, Ramiro Bruschi, Damián Frascarelli, Nicolás Biglianti, Gonzalo Salgueiro, Diego Fernández, Marcos Nasa, Pablo Cavallero, Gonzalo Noguera, Ignacio Medina, Islam Kanan, Ignacio Ithurralde, Willinton Techera, Hamilton Pereira, Ernesto Hernández, Pablo Castro, Silvio Bosco Frontán, Jonathan López, Cristian Mejía, Johnny Peralta, Edison Torres, Federico Laens, Mauro Guevgeozián, Adrián Gunino, Walter López, Nicolás Amodio, Sebastián Rosano, Bruno Montelongo, Miller Castillo, Joao Neto, Maximiliano Pérez, Santiago Silva, Danilo Lerda, Ignacio Nicolini, Sebastián Vázquez, Nicolás Ramírez, Gabriel Leyes, Jonathan Sandoval, Javier Toledo, Andrés Rodales, Gianni Rodríguez, Carlos Luque, Martín Boselli, Gabriel Ávalos, Matheus Bressan, Ronaldo Conceicao, Luis Maldonado, Gonzalo Freitas, Carlos Matheu.

 

Seguramente estimado lector, usted estará recordando a alguno de ellos ¿verdad?

El golero argentino Pablo Caballero vino viejo y ya siendo un ex jugador, cobraba 30.000 dólares por mes y parecía la momia de Martín Kardadjian en el arco.

Gabriel Ávalos vino como un goleador y era de madera, lesionado cobrando 15.000 dólares de salario por mes.

Gabriel Leyes, vino como una estrella y algún dirigente inteligente le hizo un contrato largo por cuatro años, y lo estuvieron prestando a cualquier club porque fue un fracaso, incluso le pagaban un gran salario para que juegue en otro cuadro menor.

Todos negociados de contratistas y representantes, y los dirigentes comprando carne podrida.

Sin embargo, en las divisiones inferiores está trabajando bien. La “fábrica” funciona muy bien, pero cuando llegan a la primera la mayoría ya llega sin pertenecer al club.

Los contratistas van pagando dinero que Peñarol necesita urgentemente en forma de adelanto y muchas veces aparece alguna ganga y se quedan con proyectos de grandes jugadores por chirolas.

Todo está prostituido, no solo en Peñarol, como se mueve muchísimo dinero, hay mucha gente dando vuelvas en busca de la oportunidad de morder en un pase.

Estos son los jugadores de Peñarol que se vendieron en los últimos años en tiempos de Damiani hijo.

 

Ventas de Peñarol desde el año 2016:

1. Brian Rodríguez (10.45M€)
2. Darwin Núñez (+9M€)
3. Fede Valverde (5M€)
4. Jonathan Rodríguez (3.5M€)
5. Toro Fernández (3.5M€)
6. Diego Rossi (2.5M€)
7. Nahitan Nández (2.02M€)
8. Guillermo Varela (1.75M€)

 

¿Ridículo verdad?

Luego en Europa se venden por 10 a 20 veces más, nunca se supo por qué no se pueden vender directamente y tienen que pasar por cómplices que terminan enriqueciéndose.

Luego cobran una limosna cuando se revenden.

¿Cuánto valen estos jugadores ahora?

Pero lo que realmente ocurre, es que para muchos dirigentes ser dirigente de Peñarol es un negocio, y mientras esto siga ocurriendo, pasará el fracaso que hoy es deportivamente.

Últimos 20 años en los cuales Peñarol ganó 6 campeonatos uruguayos de 21 disputados.

Un desastre que tiene muchos responsables, pero en especial uno, Juan Pedro Damiani.

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