Todos los que lo conocían le decían “Don Roque”. Él era un anciano cuando por cosas de la vida perdió a su amada esposa, con la cual llevaba 46 años compartiendo las cosas de la vida.
Durante largos años había trabajado para sacar adelante a su familia.
Su mayor deseo era ver a su único hijo convertido en un hombre de bien y respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A sus 70 años, por cosas de la vida Don Roque se encontraba sin fuerzas para seguir adelante con su vida,se sentía muy solo y lleno de recuerdos.
Este padre esperaba que su hijo brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero por cosas de la vida con tristeza veía pasar los días sin que el apareciera, y por primera vez en su vida decidió pedirle un favor a su hijo.
Al ver que no aparecía tomó la decisión de ir a tocar la puerta de la casa de su hijo donde vivía con su familia.
Al abrir la puerta de su casa se sorprende al ver la figura de su padre.
¡Hola papá, que milagro que vienes por aquí! “Hola hijo, ya sabes que no me gusta molestarte, pero es que me siento muy solo, además estoy muy cansado y viejo”.
Él hijo le dice “sabes que nos da mucho gusto que vengas a visitarnos ya que esta es tu casa”.
Gracias hijo, sabía que podía contar contigo pero temía ser un estorbo.
¿No te molestaría que me quede a vivir contigo?
¿Quedarte vivir aquí? Sí… claro… pero no sé si estarías a gusto, tú sabes, la casa es chica, mi esposa es muy especial y después están los niños.
Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mi, alguien me tenderá una mano.
No padre no es eso, solo que no se me ocurre donde podrías dormir.
No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían… o solo que no te moleste dormir en el patio…
¿Dormir en el patio? Está bien.
El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años y le dijo, “Mira hijo tu abuelo se quedará a vivir con nosotros, tráele una manta para que se cubra en la noche”.
Con mucho gusto papá que él abuelo se quede con nosotros.
¿Y dónde va a dormir?
En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la manta para su abuelo, y se detuvo por un instante, tomó una tijera y cortó la manta en dos partes.
En ese momento llega su padre y le pregunta, ¿Qué haces hijo, porqué cortas la manta de tu abuelo?
Luis le responde, lo que pasa papi que estaba pensando. ¿Pensando en qué hijo?
Pensaba en guardar la otra mitad para cuando tú seas viejo como el abuelo y te vengas a vivir a mi casa.
¿Qué triste verdad? Aunque duela esos hechos son parte de las cosas de la vida.
Todos aquellos que tenemos hijos no sabemos cual será el trato que recibiremos de nuestros hijos.
Pensar que por ellos dejamos nuestras vidas de lado, primero pensamos en ellos y luego en nosotros.
Cuando pasamos a ser padres proyectamos nuestro futuro teniéndolos siempre a ellos presentes.
Por cosas de la vida envejecemos ayudándolos en todo lo que está a nuestro alcance.
Pero cuando llegamos a la vejes, muchas veces pasamos a ser los hijos de nuestros hijos, y por cosas de la vida soportamos ciertas actitudes de ellos que nos hacen muchísimo daño.
Por supuesto que no son todos los casos, hay hijos e hijos.
Pensar que toda la paciencia que con ellos tuvimos cuando fueron pequeños, cuando llegamos a esa etapa de nuestras vidas que es cuando realmente necesitamos sus cuidados, es cuando muchas vecesrecibimos todo lo contrario porque pasamos a ser un estorbo en sus vidas.
¿En donde está el amor? Todos sabemos que cuando un hijo vuela es para tener vuelo propio, pero nosotros nos preguntamos donde está el sentimiento, el amor, los genes…
Por cosas de la vida, vemos amontonados a muchos ancianos que son llamados hogares de ancianos, cuando en realidad son una guardería a la espera que llegue el llamado de Dios.
Lamentablemente esto también es parte de las cosas de la vida.