Siendo muy joven conoció a quien por cosas de la vida llegó a ser su esposa y madre de su única hija.
Era un hombre de trabajo, tenía su negocio del cual con sus ingresos llevaban una vida con un buen pasar y juntos podían darse sus gustos.
Se dedicaba a su trabajo con mucho entusiasmo y llevaba una vida como cualquier esposo y padre.
Cuando estaba en la casa le gustaba preparar la cena para su esposa e hija.
Como todo en la vida, él tenía un gran problema, algo que ni a él, ni a su esposa e hija los hacían sentir bien.
En el hogar había armonía, diálogo, comprensión, risas y también llantos, como en toda familia.
Por cosas de la vida este hijo, hermano, esposo y padre, sufría de alcoholismo y eso no permitía a él y a su entorno poder ser del todo felices.
Había luchado para ponerle fin a su adicción, pero como todos sabemos, no es nada fácil lograrlo.
Cuando no estaba el problema la familia estaba unida, y compartían las cosas de la vida.
El alcohol era algo con lo que él no estaba de acuerdo, evitaba beber, pero no lograba dejar de hacerlo.
Llegó el día en que por cosas de la vida se internó en un buen lugar, estaba muy entusiasmado con su probable recuperación, tenía la seguridad de que esa vez lo lograría, ya que con la internación estaría contenido por especialistas en el tema.
Su esposa lo apoyaba en esa difícil decisión, le daba fuerza y le decía que lo lograría.
Pasaban los días y seguía firme en la clínica, el entusiasmo estaba en él y en su esposa e hija de 14 años.
Este hombre se había internado por alcoholismo, pero por cosas de la vida lo que el destino le tenía preparado no era nada bueno, sino todo lo contrario.
Lamentablemente mientras se trataba por esa causa, le hacen algún que otro chequeo y por cosas de la vida le diagnostican cáncer.
Se le vino el mundo abajo, cómo entender que era un portador de esa cruel enfermedad, cómo decirle a su esposa lo que le estaba pasando.
Cuando ella se entera no puede entender por qué le tiene que pasar eso a su esposo, por qué ahora que se había fijado una gran meta tiene que recibir ese gran golpe.
Por cosas de la vida la defraudación, el dolor y la desesperación se apoderaron de esta familia.
A partir de ese día todo cambió en el entorno familiar, tenían que asumir esa terrible realidad, no les quedaba otra que entender que eso es parte de las cosas de la vida.
Su niña sintió el golpe, se hizo mil preguntas, no quería que a su papá le tocara vivir esa situación.
Sufrió mucho, muchas veces abrazó con mucha fuerza y muchísimo amor, a ese hombre que había cuidado de ella, a la que le daba amor, buenos consejos y a la que muchas veces la complacía.
A medidas que pasaban los días esa niña sufría junto a su papá y su mamá.
Ella no veía un futuro sin la presencia de su padre, sentía que podría existir la posibilidad que su papá viviera muchos años con esa enfermedad.
Su esposa estaba junto a él conteniéndolo, pero muchas veces caía y sentía la contención de parte de él. Los dos pensaban en ese futuro donde él ya no existiría más que en el pensamiento de cada uno.
En ningún momento pudieron distenderse, la enfermedad siempre estaba presente.
Su esposa iba a trabajar y él se quedaba en la casa, y cuando ella volvía le tenía la comida pronta.
Él podía andar solo sin ningún problema, se lo veía fuerte, cuando tenía cita en el médico ella lo acompañaba.
Una tarde se tuvo que internar porque no se sentía bien, algunos pocos días después lo trasladan al Hospital, que es una dependencia para las personas que tienen esa enfermedad, y cuando ya no hay nada más que se puede hacer por ellos.
Un día la veo a ella cerca de la clínica y le pregunto cómo va todo, y me dice “allá lo dejé tomado unos mates”. Tan solo seis días después que me dijo eso me entero que por cosas de la vida había dejado de existir.
Tan solo 46 años era lo que había podido vivir.
Lamentablemente él, como tantos otros, fue elegido para ser víctima de esa enfermedad a la que tanto le tememos.
Pensar que su meta era dejar de beber y por lo cual se había internado, cómo imaginarse que luego de cuatro meses de haberse enterado que estaba enfermo, partiría al más allá.
Por cosas de la vida,pronto hará un año que este esposo y padre partió al más allá, ellas aprenderán a vivir con su recuerdo. Su papá sufre la partida de este hijo y no se convence de que ya no esté.
Su esposa, su hija, sus hermanos y hasta sus perros aún tienen sus ratos en que lo lloran y sienten su falta.
Muy difícil para esta esposa e hija, que tienen que seguir sus vidas sin él. Se consuelan la una a la otra, se dan ánimo, pero se les hace difícil, porque él estaba en sus planes de vida, y aún no saben como vivir sin él. Muy difícil, solo el tiempo podrá poco a poco aliviarles el dolor.
Soy conciente que para lo que están viviendo no existen palabras que les pueda aliviar el dolor, solo les puedo decir que deben entender que esto que les ha tocado vivir, lamentablemente es parte de las cosas de la vida.