Un gran dolor es cualquier muerte, pero el fallecimiento del ex fiscal Enrique Viana es motivo de difundir lo que sentimos.
En primer lugar, nuestro pésame a sus familiares y amigos.
Viana era un referente para mí, un hombre justo y valiente, que en cada una de sus intervenciones en diferentes ambientes, dictaba cátedra.
Cátedra de conocimientos, de valores, de justicia. Siempre en busca del bien colectivo, jamás pensando en su beneficio personal.
Se enfrentó a grandes potencias y poderes, nunca miraba a su enemigo con temor, y a pesar de saberse siempre en minoría, igualmente emparejaba las acciones en base a sus conocimientos y fundamentos.
En su momento, dejó el confort de su salario seguro como funcionario del Ministerio Público, para salir a la intemperie en solitario.
Sus convicciones firmes no le permitían continuar en un cargo tan importante, cuando entendía que perdía lo más sagrado de su tarea, su independencia técnica.
Muchas veces lo dejaron solo en su lucha sus propios colegas fiscales, que preferían bajar la cabeza, pero mantenerse con su importante salario.
Viana era calentón y gustaba de confrontar, tenía nivel y capacidad para hacerlo.
Amigo de sus amigos, frontal y leal.
Estoy seguro, que sabía muy bien que sus luchas eran casi imposibles de terminar en triunfos; pero también sabía, que sus acciones eran necesarias para transitar el camino necesario.
El agua, Aratiri, UPM, la libertad bancaria, la pandemia, todos capítulos que lo tuvo con un protagonismo importante.
Era mediático, sabía “utilizar”, en el buen sentido de la palabra, las invitaciones que llegaban por cuentagotas de los programas de radio y televisión.
Creo que ni él se dio cuenta lo importante que fue su trabajo en defensa de la libertad individual de los uruguayos.
Seguramente, toda esa lucha, el estrés, las calenturas, las injusticias y las traiciones, precipitaron su muerte.
Tampoco tengo dudas que está descansando, necesitaba descansar, estaba agotado y dio todo hasta su último suspiro.
Deseo de corazón que toda su lucha no quede en vano, que muchos continúen su camino, recordando e imitando su inteligencia para ser un combatiente de lujo.
Descanse doctor, su alma está en paz, y mire desde allá arriba, estoy seguro que su lucha la verá reflejada en los que quedamos.