Javier García es un hombre complicado, solo bastaría recordar cómo le clavó el puñal por la espalda a Jorge Larrañaga.

Lo podemos calificar como un gran “trepador” del sistema político.

Vivo y rápido veloz un rayo, sin duda que sabe acomodar el cuerpo y se ha transformado en un gran ingeniero electoral.

Siempre se acomodó cerca del ganador, y en esta oportunidad con su grupo de la lista 40 encontró el lugar exacto.

Y eso le valió ser ministro.

Desde el Ministerio de Defensa García se ha transformado en un frecuente participante de los medios de comunicación.

Tiene un soldado permanentemente firmando todo lo que hace y ese material va a los principales informativos del país.

Con la compra de los aviones Hércules fue muy criticado, pero en realidad es el presidente el responsable.

Y ahora van a comprar dos lanchas para vigilar a los pescadores que llegan a nuestras aguas en forma ilegal, y las mismas tendrán un costo de 100 millones de dólares.

¿Qué pensarán los soldados que han tenido un aumento de salario solamente de $160 pesos por mes?

Lo cierto es que García, el falso pediatra, que aceptaba en entrevistas cuando lo presentaban como pediatra no siéndolo, ahora va por la presidencia y quiere ser uno de los tres precandidatos en las próximas internas del Partido Nacional.

Diría el inolvidable Don Julio Sánchez Padilla… “Bendito país el Uruguay”.

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