Es una toma y daca, es pagar compromisos electorales con el dinero de todos nosotros, es simplemente inmoralidad.
Lacalle Pou le vendió al alma al diablo para poder salir presidente.
La diferencia fue mínima, hubo que arrodillarse y dar casi todo, quedarse solo con cuatro ministerios y poco más.
El resto se lo llevaron Mieres, Talvi, Manini, Sanguinetti y hasta Novick puso de vicepresidente del Banco Hipotecario a un botarate.
La repartija comenzó antes incluso de balotaje, ya que ahí nació lo que llamaron la colación multicolor.
Hasta el inútil de Pablo Mieres es ministro, da para todo. A Talvi lo voló Luis, cuando incumplió su palabra de mantenerlo en el Ministerio hasta fin de año y a las dos semanas le pidió que se vaya.
Había dos mojones importantes, la LUC y el Presupuesto, después de eso, ya bajamos un poco de repartir y aceptar.
Pero hubo de todo, casos y cosas increíbles.
Manini acomodó en el Ministerio de su señora a Daniel García Pintos.
Si García Pintos, que estaba jubilado, que incluso estuvo cinco años en el gobierno del Frente Amplio con un cargo en la CARU.
Ya con sus 70 abriles, su salida era ir a la Tienda Inglesa de Carrasco a tomar un cafecito o se le veía en el Shopping Portones en la plaza de comidas con su pareja.
Y de repente, se le creó un cargo en el Ministerio de Vivienda donde hoy está cobrando un sueldo importante.
O podemos recordar a Alain García, un mediocre político, que fue desahuciado por el Partido Nacional, especialmente por Francisco Gallinal.
Y cuando estaba en su casa, jubilado, seguramente alegrándose la vida con sus nietos, apareció la posibilidad de ayudar a Juan Sartori a ser candidato a presidente.
Eso le valió ser electo senador suplente y darse el lujo de ocupar la banca en alguna oportunidad, hasta que Sartori lo colocó en la Comisión Administrativa del Río de la Plata, con 8 lucas verdes, viáticos, choferes y todos los chiches.
Y de paso, la madre de Sartori, que era el tercer suplente, pasó a sustituir a su hijo en el Senado en variadas oportunidades.
Y ahora otro señor grande, de 74 años, que además fue uno de los patrañeros más grandes que tuvo el Partido Colorado, lo nombran Embajador en Perú.
Sin duda que es una porción que restaba retirar el Partido Colorado, para el sector de Sanguinetti.
Y como los favores se pagan, al amigo hay que darle vida, ya fuera de carrera política, pero fue un buen perrito faldero y un buen escudero de Julio María siempre.
Y los uruguayos tenemos que comernos el sapo, pagar con nuestros impuestos a este tipo de garrapatas humanas, ya con una edad que es para retirarse, soportar que asuman cargos tan importantes.
Me imagino la calentura de aquellos que han estudiado años para llegar a ser embajador de carrera.
Siempre aparece un político que se disfraza de diplomático y ocupa el lugar que le correspondería a quién tiene una carrera diplomático intachable.
Ahora Hierro saldrá del ostracismo, será todo un personaje de nuevo, como cuando era Ministro del Interior y desde allí potenciaba su carrera presidencial.
Tendrá un salario muy importante, le bancaremos a toda su familia, tendrá los lujos que tienen todos los embajadores, vivirá una gran vida y no aportará absolutamente nada al país.
Pero eso no importa, nos merecemos por giles que nos sigan tomando el pelo.
Igualmente, dentro de tres años, vendrán todos estos mismos a pedirnos el voto.
Recorrerán el país pueblo a pueblo, nos dirán que vienen a escuchar nuestros problemas, y prometerán hacer el gran cambio que necesita el país.
Hasta dirán con lágrimas en los ojos que ya no se le puede meter más la mano en el bolsillo el pueblo uruguayo.
Y todos aplaudiremos a rabiar.
Antes de irse haremos cola para sacarnos una foto con el candidato, y nos iremos para casa a seguir comiendo mierda, y muertos de tristeza por la vida de pobres desgraciados que nos condenan a vivir los políticos profesionales.