Sería hasta normal que a medida que avanza en el tiempo el gobierno de esta coalición llamada multicolor, la unión se vea de alguna manera afectada.
En primer lugar, porque la misma es simplemente una opción temporal, recordemos que “nos juntamos para votar juntos y ganarle al Frente Amplio” fue la consigna generalizada.
No hubo en ningún momento, la intención de crear un nuevo partido con un lema que lo integren los partidos que sí integraron la coalición de gobierno.
Para ser más prácticos en el concepto, nunca quisieron conformar “un Frente Amplio espejo” como lo mencionó en un momento Edgardo Novick.
Por lo tanto, esta coalición tiene una fecha de vencimiento, que podrá durar un poco más o un poco menos, pero el límite será cuando dispongan comenzar sus campañas individuales para las próximas elecciones nacionales del 2024.
Cada uno retomará su propio camino y tendrá sus objetivos presidenciales.
Los Partidos Nacional y Colorado, especialmente el primero, se sienten lo suficientemente grandes como para continuar manteniendo sus propias identidades.
En 1999 fue que largaron aquél slogan que asombró a muchos luego de 100 años de luchas entre ambos partidos tradicionales, “Llegó la hora de votar juntos”.
Y el ex presidente Lacalle Herrera recorrió el país pidiendo el voto para Jorge Batlle.
Mantuvieron el gobierno y compartieron el mismo con el reparto acostumbrado de cargos y ministerios.
Recordemos, como simple anécdota, que Batlle una vez siendo presidente (gracias al apoyo del Partido Nacional), debió crear un nuevo ministerio (Deporte y Juventud), porque era tanto lo que debía pagar de su deuda electoral, que los que tenía, no le alcanzaban. El Ministro fue Jaime Trobo del Herrerismo.
Algo parecido le pasó ahora a Lacalle Pou, que al igual que su padre, debió crear un nuevo ministerio para otorgarle al Partido Colorado.
Ahora, vemos que el General Manini Ríos reclama en la prensa la poca participación y especialmente diálogo fructífero que el Partido Nacional le brinda a sus “socios de la coalición”, agregando que si bien dialogan, el Partido Nacional no cede y siempre hace lo que propone sin cambiar nada. En realidad el Partido Nacional ha gobernado como quiso, nunca les dio participación a sus “socios” en los temas más importantes del país.
El Poder Ejecutivo manda, no hay dos lecturas, y Lacalle Pou ha creído que con cumplir en el reparto de la torta de cargos y ministerios, ya ha cumplido con su parte del acuerdo multicolor.
Por lógica, se van a distanciar, algunos ministros deberán dejar sus carteras para ser candidatos de sus partidos.
Debemos analizar para finalizar, que dos de los cinco partidos que componen la coalición se han debilitado mucho desde las últimas elecciones.
El Partido Independiente recordemos tuvo una muy floja votación, logrando un solo diputado, perdiendo el senador y dos diputados.
El Partido de la Gente en realidad no existe, tiene un solo diputado que no tiene relación con el líder y creador del partido Edgardo Novick. Si a eso le sumamos que la Corte Electoral le dio un plazo perentorio para cumplir con los requisitos indispensables y se han vencido en estos días.
Podemos concluir que el futuro del Partido de la Gente no se ve del todo claro.
El Partido Cabildo Abierto ha bajado tremendamente sus votantes desde las nacionales a las departamentales, y muchas de sus agrupaciones han tomado otros caminos. El Partido Colorado no crece nada, y ha sufrido el golpe de la salida de Ernesto Talvi a la que nunca se ha recuperado.
Por lo tanto es el Partido Nacional mucho más que la mitad del poderío de esta coalición.
Será tarea difícil volver a unir todas estas fuerzas para una nueva coalición multicolor en un próximo balotaje.
Lacalle Pou le tendrá que dar mayor participación a sus socios, o indefectiblemente habrá fracturas como se están insinuando en estos tiempos.
Y si hay fracturas, se los come el Frente Amplio, que han tenido como característica, a pesar de sus claras diferencias, mantener la unión cuando llega la hora de votar.