El Papa Francisco pronunció uno de sus discursos más duros contra el crimen al afirmar que «la corrupción apesta», que «una sociedad corrupta apesta», y que “aquél que permite la corrupción no es cristiano, sino que también apesta”.

Lo dijo frente a decenas de miles de personas en el barrio humilde de Scampia, una de las nueve etapas de su visita a Nápoles, la ciudad más grande del sur de Italia, afectada por el desempleo y las actividades de la mafia.

«Cuánta corrupción hay en el mundo. (…) La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!«, afirmó el Papa argentino.

«Ninguno de nosotros puede decir ‘nunca seré corrupto«, agregó Francisco, al advertir que cada uno corre el riesgo de «caer en la corrupción y deslizarse hacia la delincuencia».

El Papa lanzó esa dura advertencia sin hablar directamente de la mafia, en ese barrio marginal emblemático de los grandes problemas sociales de Nápoles, donde la mafia napolitana, la Camorra, está muy implantada y la tasa de desempleo llega al 57 %.

«Los que transitan la vía del mal roban un pedazo de esperanza, a sí mismos, a la sociedad, a mucha gente honesta, a la buena reputación de la ciudad, a su economía«, dijo el Papa.

«LA VIDA EN NÁPOLES NUNCA FUE FÁCIL, PERO NUNCA ES TRISTE»

«La corrupción apesta, la sociedad corrupta apesta, como apesta un animal muerto», insistió Francisco en la plaza Juan Pablo II, bautizada así en homenaje al papa polaco que la visitó en 1990.

Rodeado de decenas de niños que coreaban su nombre y que interrumpieron en alguna ocasión su discurso, el Papa describió Nápoles como una ciudad en la que «se ha intentado crear una ‘tierra de nadie’, un territorio en manos de la llamada microviolencia».

«La vida en Nápoles nunca fue fácil, pero nunca es triste, su gran recurso es la alegría», dijo Francisco, que elogió «una cultura de vida que ayuda a levantarse después de cada caída, que ayuda a lograr de alguna manera que el mal no tenga la última palabra», y recibió los aplausos de las miles de personas que lo escuchaban.

El Papa Francisco también se refirió a la problemática del desempleo juvenil que calificó de «fallo grave en el sistema«. Y prosiguió: «Cuando no se gana para poder llevar el pan a casa, se pierde la dignidad. La falta de empleo roba la dignidad. En estos casos, la persona corre el riesgo de ceder a la esclavitud, a la explotación. Esto no es humano, no es cristiano».

 

«LA EDUCACIÓN ES EL CAMINO»

Paralelamente, insistió en la importancia de impartir una buena educación para formar a los jóvenes y alejarlos de la delincuencia. «La educación es el camino justo porque previene y ayuda a ir hacia adelante», señaló.

El programa del Papa en Nápoles prevé nueve etapas y seis discursos. Antes de visitar Scampia, Francisco estuvo en el santuario de la Virgen del Rosario de Pompeya, muy venerada por los habitantes de la región de Campania.
El pontífice visitará también la cárcel superpoblada de Poggioreale, donde almorzará con 90 detenidos, entre ellos 10 transexuales, los cuales se encargaron de preparar la comida para el Papa.

La ciudad desplegó un imponente dispositivo de seguridad, que incluye 3.000 hombres y francotiradores en los techos, para velar por la seguridad del papa.

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