Vamos a ir en forma cronológica para que se pueda entender mejor el análisis que queremos presentar.

En primer lugar, siempre los uruguayos dijimos  y repetimos hasta el cansancio desde la década del 60 hasta la fecha, y en incremento….  “BAJEN EL COSTO DEL ESTADO”.

¿De acuerdo? Esa fue siempre una constante. Le pedíamos al gobernante de turno que vayan bajando el costo de mantener a un Estado que visualizamos siempre muy gordo en forma innecesaria.

Vida

Los ciudadanos concebimos que si hubiera menos funcionarios públicos, que imaginamos innecesarios, si se cuidara el dinero que se gasta y en qué se gasta en el Estado, podríamos bajar el déficit fiscal (la entradas menos las salidas), y si así fuera, no habría que endeudarse tanto para cubrir esa diferencia mensual que en lugar de ser menos, día a día se va agrandando.

Ahora vamos a los tiempos actuales.

En las campañas electorales pasadas, el presidente Lacalle Pou logra su triunfo ajustado legítimamente por varias frases que repitió hasta el cansancio.

“Si gana el Partido Nacional no habrá más aumentos de impuestos, de tarifas, de combustibles, se terminó”

“Vamos a aflojar el cinturón de la gente, no puede ser que siempre hay que meterle la mano en el bolsillo al ciudadano”

“El Frente Amplio tuvo los mejores años de bonanza y gastó mucho y mal el dinero de los uruguayos”

“El Frente Amplio todos los años, recibía de la UTE la propuesta de bajar las tarifas un 8%, pero no, las subía un 6 o 7%, solo para recaudar”

Y no tengo la menor duda, que esas promesas electorales, fueron claves para marcar esa diferencia de tan solo 35.000 votos para ser electo presidente.

También habló de “ahorro y de recortar”, dos verbos que suenan como música para los oídos de la gran mayoría de los uruguayos.

Si bien la emergencia sanitaria cayó como balde de agua fría al gobierno de Lacalle Pou, junto a sus partidos alineados de la coalición multicolor, ahorrar y recortar iba en forma paralela a las medidas sanitarias tomadas.

¿No se puede dejar de malgastar el dinero de los uruguayos por la pandemia?

Claro que sí se puede. Hasta con más razón.

Sin embargo, desde el día uno se mostró una manera de actuar totalmente contraria a lo prometido en la campaña electoral.

540 cargos de particular confianza se ratificaron y hasta se aumentaron con respecto a lo que se venía haciendo en gobiernos anteriores.

44 cargos otorgó Lacalle Pou al Frente Amplio, tras negociación con Lucía Topolansky en persona.

Creo que todos esperábamos la primer señal en ese primer error garrafal de no bajar por lo menos a la mitad esos cargos de particular confianza política.

¿Por qué otorgarle más de 40 lugares al Frente Amplio para que acomoden a 40 compromisos políticos electorales, muchos de ellos en manos de inservibles?

¿Por qué aceptar que Luis Alberto Heber acomode a su propio yerno en el MIDES cuándo fue el principal enemigo que la ex ministra Marina Arismendi acomodara a su propio yerno en el período anterior?

¿Por qué la vicepresidente saca a su propia hermana en comisión en su despacho?

Si bien es legal, había que dar el ejemplo de un cambio real, cuando se criticó a muchos dirigentes del Frente Amplio a una actitud similar en otros tiempos.

El Diputado Lema está haciendo grandes esfuerzos en eliminar gastos de la cámara de diputados, y nos parece correcto.

Pero vamos a lo que es la gran comedia.

No se trata solamente de ahorrar o eliminar gastos. Se trata de mantener el mismo presupuesto, bajar el delirante costo del estado (y delictivo en muchos casos) y darle destino a esa montaña de dinero que va a sobrar.

Si eliminamos la partida de prensa, como ejemplo, que representaban 7 millones de dólares en el quinquenio.

¿Qué hacemos con esos 7 millones de dólares?

Ese es el objetivo, eliminar todo lo que está de más, todo lo que es solamente por hacer política, todo lo que es un delito, y destinarlo a muchas cosas que son absolutamente necesarias.

Eso es lo que no hace este gobierno de Lacalle Pou. No se baja en nada el costo del Estado, incluso se incrementa, y el destino de lo poco que se elimina vuelve al bolsón del Estado para ser usado en provecho propio en su gran mayoría.

Nos hacemos trampas al solitario, están jugando al juego de la mosqueta con la gente, en complicidad con los medios de comunicación y los periodistas comprometidos con el poder de turno.

Me encantaría debatir este tema, demostrar que si se gestiona honradamente y en forma de austeridad como una economía de guerra; es tan grande el volumen de dinero del presupuesto que sobra, pero tan grande, que daría para subir jubilaciones y pensiones, bajar tarifas, bajar combustibles, y eliminar impuestos y tarifas abusivas que hay muchas.

Para que esto ocurra, solamente se necesitan dos palabritas VOLUNTAD POLÍTICA.

Terminar con la joda, el curro, los acomodos, los despilfarros y privilegios; así de simple, y todo lo evitado malgastar, invertirlo en mejorar la calidad de vida de los uruguayos.

¿Parece simple verdad?

Y lo es.