La libertad de expresión y la libertad de prensa, mucho tienen que ver con la publicidad oficial y el abuso y el sometimiento de la misma, en casos concretos de coacción en Uruguay.

En los años 90, con las contrataciones publicitarias sin ninguna pauta técnica, se dieron toda clase de derroches, de premios y de castigos. La publicidad oficial en el Uruguay ha servido para premiar o castigar a los medios de prensa, que sin ella no pueden vivir y quedan rehenes de esa realidad financiera.

A todo esto debemos agregar, que el Estado otorga ondas de radio y permisos para TV Cable a discrecionalidad, con lo que aumenta la posibilidad de tener medios amigos para el gobierno o partido, que se constituya en el poder.

Vida

Cuando las empresas públicas no pudieron ser privatizadas en el gobierno de Luis Alberto Lacalle, se constituyeron en grandes generadores de publicidad, millones de dólares que iban a parar a los bolsillos de empresarios dueños de los medios y periodistas amigos del gobierno y castigando a los críticos al mismo, con ausencia de la publicidad referida. Un sistema totalmente sencillo, pero sumamente efectivo. Al mejor estilo mafioso se podía decir: “O estás con nosotros o estás en contra”.

Todo un derroche de fortunas, de montañas de dinero manejadas por políticos, ya que los directores de los antes son políticos y ellos sustentaron sus carreras para lanzarse como candidatos presidenciables muchas veces, desde los directorios de los entes. ¿Y con que pagaban esas campañas? Con la publicidad oficial, que se derramaba como leche hervida…

NUMEROS QUE MATAN

En los gobiernos de Sanguinetti y Lacalle el premio y castigo en base a la publicidad oficial fue una herramienta común y corriente y Jorge Batlle trató de cortar en algo esa práctica y por ello en su gobierno marcharon a la cárcel varios personajes por otorgar fortunas en publicidad sin ton ni son. Fue el caso del directorio de ANTEL, de 1995 al 99, integrado por Tabaré Viera y Francisco Gallinal (entre otros), dos senadores a los que no dejamos de acusar por su presunto enriquecimiento ilícito mediante estafas y coimas. Recordemos que Jorge Bonino (Gerente de Relaciones Públicas de Antel) terminó preso por haber otorgado publicidad de ese ente en forma irregular y estaba a las órdenes de ese directorio.

Según surgen datos, la publicidad de ANTEL en dos años, por aquel entonces, fue de varios millones de dólares.  
Incluso surgió de la nada la empresa Diasolco, una sociedad anónima, que desde 1999-2001 le facturó a Antel, casi 850 mil dólares por concepto de publicidad.

El tribunal de Cuentas detectó que la primera factura emitida al ente es la número1. Resulta muy sospechoso, que una empresa no tenga la más mínima experiencia comercial y justo haga la factura número uno, con el Estado y sea contratada por este. El polémico directorio de aquel entonces, la contrató directamente y se decía que era de un familiar del directorio.
No menos alarmante, fueron los miles de dólares que se le otorgaron al corredor de autos Gustavo Trelles por publicidad, quien en el período 1995-2001 se embolsó solo de Antel, 690 mil dólares. Por supuesto que esta contratación también fue directa. Y para colmos, el nefasto directorio referido, ni siquiera le exigió los certificados de DGI y BPS; pero como el sistema de computación exigía esa información para incorporarlo en el Registro de Proveedores, alguien ingresó datos truchos para el número de RUC y para el vencimiento de los certificados de la DGI y del BPS. Por si fuera poco, «los pagos se realizaron sin que se hubieran emitido las correspondientes facturas y recibos oficiales»

En resumen, la publicidad oficial ha servido en la historia reciente de nuestro país, para enriquecer correligionarios encubiertos de empresarios, para beneficiar empresarios amigos y periodistas lacayos al gobierno de turno y todo solapado bajo un manto de tráfico de influencias. Algo que todos sabían, pero que nadie decía.

Los presidentes como Julio María Sanguinetti sabían manejar muy bien los hilos de ese mecanismo de premios y castigos. Premiando a los amigos y castigando a los opositores.

Pongamos un ejemplo claro, en setiembre de 1999 Guillermo Waksman hizo un informe en que afirmaba “que la Presidencia de la República solo pautaba en la Revista TRES, propiedad del hijo del Presidente Sanguinetti y otros periodistas colorados. ANTEL pautaba muchísimo más en la revista TRES y el semanario Crónicas, de baja tirada. UTE eligió principalmente a Guía Financiera, igual que el Banco de Seguros, Banco de Seguros pautaba el doble en TRES, que en el resto”. Hay que darse cuanta de la magnitud de la joda, del robo a mano armada de los dineros del Estado en favor de algunos y en perjuicio del resto de los uruguayos.

Otro ejemplo impactante del favoritismo de aquellos años, en el departamento de Paysandú con 100 mil habitantes, se recibía en el 2004, 14 veces menos publicidad oficial que en Rivera, que tiene casi la misma cantidad de habitantes. Las razones eran sencillas…

En la segunda mitad de la década de los 90, el Estado llegó a invertir (o despilfarrar) 50 millones de dólares en publicidad. Sin palabras…

 

MUJICA SE CONFIESA

Y hoy nos tenemos que caer de espaldas, porque si hay algo que siempre le reconocí personalmente al Presidente José Mujica, más allá de sus errores, más allá de sus polémicos dichos, fue algo fundamental no solo en un político, sino que en todo ser humano: su buena intención en lo que se propone hacer. Siempre me imaginé al Pepe como a un hombre que decía lo que sentía, más allá de los formalismos y que por eso, muchas veces “no lo dejaban hacer las cosas que quería”. Varias veces me dio la imagen del Quijote que trata de “deshacer entuertos”, tratando de beneficiar a los menesterosos. Pero igual que el Quijote, la realidad muchas veces lo superaba y sus ideales quedaban pisoteados por el materialismo del mundo. Eso sí, siempre en el acierto o en el error, nunca dudaba de su buena fe, de su sana intención, aunque fallara su discernimiento para lograr sus metas, como al “Caballero de la Triste Figura”.

Sin embargo, cuando propuso vehementemente recortar la publicidad oficial a los medios que traten en demasía temas de la crónica roja, fue la primera vez que veo a un Mujica malintencionado. Con el mismo accionar mafioso que Sanguinetti, el mismo accionar de Lacalle, el mismo cinismo de Jorge Batlle; que también supo premiar medios y periodistas alcahuetes y castigar opositores. 

Artículo anteriorLOS URUGUAYOS… ¿SOMOS NABOS Y CORRUPTOS?
Artículo siguienteCUQUITO, EL CEJAS, DANILO, EL CUQUI Y TABARÉ, TODOS LA MISMA PORQUERÍA