La democracia más antigua del mundo está en apuros. Y no es de extrañar que esto salpique a todas las naciones tercermundistas de América. Estrictamente la culpa no es de un partido. Si bien unos pregonan por la poca intervención del Estado y otros por salarios mínimos y una tributación progresiva, Demócratas y Republicanos siguen siendo en los hechos liberales y esencialmente sus diferencias son más pragmáticas que ideológicas.
Es curioso sin embargo, que la izquierda liberal, el partido Demócrata, se haya formado en 1824 y que el manifiesto comunista se haya escrito recién en 1848. Y que el partido republicano no apareciera hasta 1854. Estas fechas no son caprichosas. Los Demócratas, liberales de izquierda y progresistas de hoy, fueron los esclavistas sureños que lucharon en la guerra de secesión americana por un país supremacista, defendiendo el sistema de partido único (similar al sistema comunista). Y los republicanos de hoy, liberales de derecha, represores y racistas de hoy, los defensores de las libertades individuales de los negros esclavos allá por 1861. Y por supuesto los defensores del gasto público. Entonces, la pregunta que me viene a la mente es: ¿EEUU se está hundiendo en su propio relato?
Ya pudimos comprobar que la izquierda americana era en sus raíces esclavista. Y que su primer presidente George Washington quería un sistema unipartidista. Que los Republicanos eran «kenesyanos» de nacimiento, aunque John Maynard Keynes nacería recién en 1883 y su «teoría general» sería publicada 80 años después de creado el partido. Y que curiosamente no fueron los Republicanos quienes aplicaron (sin conocerlo) el «keynesisnismo» en su máxima expresión, llamándolo «New deal» a partir de la crisis del 29. Un paréntesis aquí. De la crisis del 29 no salió EEUU con inversión y gasto público. De hecho aumentó el déficit y no logró bajar el desempleo. Por lo que intento un segundo «New deal» entre el 35 y el 38. No sería hasta después de la segunda Guerra Mundial que EEUU retomaría su crecimiento económico impulsado por el conflicto bélico. Nada tuvo que ver la política económica.
El fracaso de estas políticas, llegaron junto a cambios sociales incompletos pero necesarios que intentaron forjar un utópico «estado de bienestar«. De esta forma y hasta su muerte en 1945, Franklin Delano Roosevelt había comenzado el «trasvase» ideológico entre Demócratas y Republicanos. No por una necesidad social, sino por un fracaso económico, salvado por una guerra, un desembarco y 2 bombas atómicas.
El crecimiento económico de posguerra trajo un aumento en la natalidad. Los «baby boomers» llegaron entre 1946 y 1964. La guerra de vietnam comenzó oficialmente el 1° de noviembre de 1955, con un movimiento de tropas de apenas 1000 hombres. Pará 1963 (fecha en que la «onda expansiva» de Nacimientos llega a su fin), EEUU tenía desplegados más de 16.000 hombres en Vietnam.
Y adivinen qué presidente impulsó la guerra. Si, John F. Kennedy, un Demócrata.
No podría asegurar que todas las intervenciones bélicas son productos de la izquierda americana. La derecha también tuvo sus guerras. Más cortas pero no menos sangrientas. Y sus implicaciones lo único que demuestran es la similitud que existe entre las políticas militaristas de ambos partidos y el relato que la izquierda construye sobre los hechos. Para muchos hoy el partido republicano es un partido supremacista y bélico. Lamentablemente, la historia mata al relato.