Señor Director del informativo VTV NOTICIAS
Sr. Gabriel Pereira.
De mi mayor consideración.
Me dirijo a usted, con el mayor de los respetos que me merece su profesión, luego de haber dejado pasar un tiempo prudencial, con la intención de responder a su editorial del noticiero de VTV, que titula «La hora de los Comisarios».
No era mi intención redactar una respuesta o hacer comentario alguno, sobre lo expresado por usted. No porque careciera de motivos, sino, por el respeto que me merece el periodismo y por el valor que entiendo debe dársele a la libertad de expresión y especialmente al trabajador de la prensa en todas sus formas, razones personales me han permitido conocer desde adentro las vicisitudes y padecimientos que sufren quienes cumplen esa indispensable tarea social, especialmente desde quienes ostentan una posición de poder. No sigo habitualmente sus programaciones con la profundidad que debiera para mejor informarse, pero usted trasciende por méritos propios y en más de una oportunidad he compartido o he discrepado con sus posturas, lo que siempre me resulta enriquecedor, para bien o para mal. En muchos de sus contenidos coincido y en otros no tanto, pero supongo le pasa a la mayoría de sus seguidores, esa es la riqueza que nos permite crecer día a día y es la base de una democracia, en lo personal, disfruto tanto las coincidencias como las discrepancias. Créame que en lo personal, no me di por aludido, porque no encuadrar en sus planteos. Pero mi respuesta es necesaria, por mi rol como Presidente del Círculo Policial del Uruguay, que trasciende lo individual, porque en sus expresiones vertidas en la editorial del noticiero, ha generalizado situaciones que han calado hondo y causan indignación en la mayoría de señores Oficiales de Policía, sumamente profesionales, de probada honestidad, absolutamente dedicados a cumplir con su deber, con honor y abnegación, y por eso duele más, cuando se los pone en una bolsa de corrupción.
Cuando se sufre una acusación injusta, el dolor es mayor por la gratuidad. Causa dolor, indignación, mucha impotencia, porque por las investiduras, los reglamentos y los impedimentos que imponen las leyes, tienen que callar y aguantar en la indefensión el agravio. Bien podrían iniciar una acción reclamando se exprese que no están comprendidos en esa categoría de corruptos que usted maneja, pero realmente están muy ocupados en cumplir con la demanda de trabajo que no es poca, como para dedicarle tiempo a responderle. Quienes deberían hacerlo, serían sus mandos naturales, pero estos que también tienen tareas quizás más urgentes que atender, no le dedican parte de su tiempo para responder adecuadamente. Es aquí entonces, que recurren a quién es su natural representante históricamente, el Círculo Policial del Uruguay.
Permítame que pase a puntualizar algunos de los aspectos que usted manejó en su editorial y le daré una sintética respuesta que bien podemos ampliar cuando usted lo considere conveniente.
Según usted expresa, en los últimos 15 años de gobierno, los egresados de la Escuela Nacional de Policía, pudieron alcanzar el grado de Subcomisario. Es cierto, es el tiempo normal requerido. Pero todos sabemos que hubo en ese período carreras meteóricas hasta llegar a Comisario General sin hacer cursos de pasajes de grado, simplemente por el método de «selección», que no es otra cosa que el viejo ascenso » A DEDO», tan criticado y anti-profesional. En el período de gobierno frenteamplista se impuso la práctica de que sólo un tercio de los oficiales realizaban completamente un curso o concurso, y los otros dos tercios eran seleccionados. Eso causó desmoralización e injusticias que se van a seguir padeciendo por años, porque se llenaron las vacantes provocando un cuello de botella muy difícil de sortear. No ascendieron los más profesionales, sino, los más afines al gobierno, obviamente después eso repercutió negativamente en la gestión.
Usted expresa sin ningún prurito, sin dar nombres o cifras, o expresar algo que sustente su información periodística, que «casi todos tienen una mancha». No me importan los que tengan una mancha y está bien que respondan por ella, pero los que no tienen ninguna y usted metió en esa bolsa, son personas de bien, que tienen familia, hijos que van a un liceo o escuela, y gratuitamente se los expone a la burla, a ser señalados, a que tengan que dudar de la honestidad de su padre o madre policía. Sin dudas que si conocen a sus padres, quien llevará la peor parte en su concepto, será el periodista que los acusa sin causa.
Usted expresa que la actual administración ha hecho la mayor purga que se conoce en la Policía Nacional. Sin ninguna duda, usted está desinformado o no ha vivido en Uruguay los últimos 15 años. La mayor purga al estilo estalinista la realizó el Gobierno del Frente Amplio, que hostigó deliberadamente a la mayoría de los Oficiales Superiores para obligarlos a pasar a retiro, donde se promueve sólo a quienes eran maleables a las intenciones de la nueva administración, y quienes caían en desgracia, ni siquiera por problemas de ideología política o administrativos, eran trasladados en masa al Sistema Penitenciario, desarraigando familias, convirtiendo a las cárceles en Batallón de Castigo para cientos de Oficiales, que ni siquiera tenían una sola mancha en su legajo. Nadie quiere finalizar una carrera prestigiosa de toda su vida en una Jefatura, como Jefe de un módulo de un Penal, a cientos de kilómetros de su familia, en un lugar que le es totalmente ajeno. Sin ninguna preparación para la tarea penitenciaria. Algunos fueron empujados al suicidio. Como resultado final, se perdieron a valiosos oficiales, muy idóneos en su tarea, honestos a carta cabal, con especializaciones en el exterior en diversos temas, sin una sola mancha en sus legajos, terminaron sus días en un penal y viendo cómo se promovía a connotados corruptos. El tiempo que es sabio, les permitió ver cómo cayeron en desgracia esos nuevos iluminados, y ni que hablar de la decadencia de la gestión, que terminó incidiendo hasta en la elección nacional, porque por más que se lo quiera mostrar de otra manera, por los gurúes de la Nueva Policía (inexistente), no fue un éxito, fue el fracaso rotundo que determinó la pérdida del gobierno. Por eso, cuando usted afirma que el Sr Ministro Dr. Larrañaga hizo una purga, no fue tal, porque muchos Jefes y Directores que estuvieron al mando en el gobierno Frenteamplista continuaron y perduran. Otros, que más que profesionales de la Policía se habían transformado en militantes del gobierno saliente, es obvio que se fueron decantando, pero sus razones tendría el nuevo jerarca, en el acierto o en el error. No seré yo quien defienda ese aspecto, aunque los hechos hablan por sí solos.
Usted afirma que hay unos que son mejores que otros, no sé si más malos o menos malos, pero al ser algo que entra en la generalización, no da ni para un análisis, porque desconozco cuáles son sus parámetros para medir las cualidades y las honestidades de las personas. No tengo sus referencias. Pero conociendo por sus dichos, los referentes de honestidad en La Policía, puedo decirle que le depararían sorpresas, porque hasta su ícono inmaculado, protegió corruptos y eso lo desvalorizó en la interna. Quizás ese aspecto usted no lo conozca, pero es la triste verdad. Un poco por eso digo que no existe ni vieja ni nueva Policía, existe evolución, y en toda la larga historia de la institución, este antes y después que se quiere imponer, sólo será una anécdota del relato impuesto.
En cuanto a su «Visión Global» que manifiesta en su editorial al que hago referencia, le digo que la comparto, no desde ahora, sino que desde siempre. Lo he dicho muchas veces, con una frase que no es mía: » Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, seguiremos consiguiendo lo que estamos consiguiendo». Se la di por escrito al Sr Ministro del Interior José Díaz en el año 2006, lamentablemente no me equivoqué. Y para rematar, lo que usted expresó, no pudo ser más exacto a lo que vengo predicando: » Para mejorar la seguridad hay que poner el énfasis en los niños», y le agrego, la Seguridad Pública empieza y termina en la Educación. Empieza ahí, porque es donde debe enseñarse a los jóvenes para que no caigan en la cárcel. Termina ahí, porque solo educando se puede rehabilitar a una persona, para que vuelva a ser un ciudadano pleno y no reincida.
Y para finalizar con el comentario de su editorial, al hablar de herencias, cada gobierno recibió una posta que no era tan diferente, pero de ahí a decir que existe una corrupción generalizada, dista mucho. Es muy injusto con la mayoría de los policías vocacionales, y muy honestos que cuenta la Fuerza. Es cierto que existen corruptos y no merecen ninguna defensa. Deben ser extirpados, no se puede tener consideraciones. Hay que ser inflexibles y destituirlos y en lo posible mandarlos a prisión. Se lo digo yo, que perdí la cuenta de cuántos policías corruptos mandé a la cárcel, aún sin ningún apoyo de mis jefes, con el solo apoyo de buenos jueces penales, con todos en contra y a riesgo personal, con amenazas de muerte. Le vi la cara a la corrupción y la combatí como pude, y muchos como yo hicieron y hacen lo mismo. No todos en otras instituciones podrán decirlo. No dudo que usted tenga profusa información de casos de corrupción, pero cada caso debe ser investigado y comprobado, porque en un estado de derecho, todos somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Y defender el Estado de Derecho es lo que nos diferencia, y en eso, en su rol, usted y yo estamos del mismo lado. Usted además es un Formador de Opinión, por eso, cuando generaliza, el daño a los buenos policías es mayor, porque los expone mal ante la opinión pública. Y es muy difícil mantenerse firme en esa lucha interminable contra la corrupción, cuando el que está peleando contra eso, se lo pone en el bando que es su peor enemigo.
Con todo el respeto hacia su persona y al periodismo responsable, quedo enteramente a sus órdenes
Saluda a usted atentamente
Comisario General (R) Wilfredo Rojas García