El fallecimiento del ex Presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez sin dudas que ha traído distintas opiniones y en nuestro caso, como medio de comunicación y como periodistas independientes, trajo también varias polémicas que fueron confieso, muy difíciles de sobre llevar.
En primer lugar quisiera recordarles a nuestros lectores y oyentes, así como también televidentes, que durante 25 años, en forma ininterrumpida hemos criticado y denunciado duramente la actividad política del Dr. Vázquez, como Intendente Departamental de Montevideo durante 10 años y como Presidente de la República en los restantes 10 años más.
Pero no solo ha sido una crítica analítica, sino que realmente sentí en muchos aspectos un verdadero desprecio, no solo por la función administrativa y de gestión, los importantísimos cargos que la ciudadanía le otorgó, sino también he sentido un fuerte rechazo hacia su persona y su personalidad, lo que nos llevó a rechazar totalmente una relación político-periodista.
Cientos de veces me habrán escuchado calificar al Dr. Vázquez como el mayor cínico que conocí dentro del sistema política profesional uruguayo, creo que eso no es novedad para nadie, porque no acostumbro a decir las cosas escondido entre 4 paredes, sino que soy frontal y sanguíneo, lo que me hace muchas veces exponerme demasiado, pero debo decir con total seguridad que estoy sumamente conforme de actuar y ser de esa manera.
Sin embargo, al momento de la muerte de una persona y en este caso alguien tan criticado por mí, creí conveniente hacer una pausa en la crítica y darle el espacio necesario a quienes lo apreciaron y en especial a sus familiares para que pueda asumir la pérdida y expresar la congoja en forma libre y espontánea.
No creí tener la autoridad moral como para descalificar al Dr. Vázquez mientras estaba en un féretro trasladado a su última morada.
Y la verdad es que me felicito de haber tomado esa actitud, que de alguna manera es el reflejo de la educación y crianza que me dieron mis padres.
No he cambiado ni un punto, ni una coma de mi forma de pensar sobre el Dr. Vázquez por su muerte.
No soy de cambiar radicalmente mi postura por piedad, ni por lástima y creo que por más que una persona fallezca, sigue siendo a mi modesto entender, la misma persona que cuando vivía, con sus aciertos, sus errores y hasta sus horrores también.
En el Uruguay y en el mundo, muchas veces cuando muere una persona parecería que era fantástico y se olvidan de los errores cometidos para resaltar las virtudes que tenía.
Yo a eso le llamo hipocresía de la sociedad y estoy en las antídotas de ser hipócrita.
Pero sí me sé educado y en este caso reitero, me felicito por la actitud tomada.
Sin embargo, hay gente que me ha criticado duramente por no reiterar al conocer la muerte del Dr. Tabaré Vázquez, los criterios negativos que tengo sobre su persona.
Quizás no me supe hacer entender, pero creo haber sido claro en mis conceptos y no escucharon seguramente de mi noca elogios que no siento.
Igualmente debo decir que me ha dolido tremendamente recibir críticas tan duras de seguidores del semanario El Bocón y de mis audiciones al creer que por no criticar estaba simplemente omitiendo mis criterios sobre él.
Seguramente pensaba yo que cuando a mí me toque partir, las redes sociales se van a hacer un picnic conmigo por parte de mis detractores.
No tengan dudas de que una sonrisa estará dibujando mi cara en ese momento, feliz y muy satisfecho de haber sido auténtico toda mi vida.