Lo que salió a luz del Ministro de Turismo Germán Cardoso, es un poroto comparado con cosas que han pasado en el pasado reciente.

La esposa de Eduardo Bonomi, la señora Susana Pereyra es un triste recuerdo de lo que significa traficar con la influencia de ser diputada y esposa del Ministro del Interior.

Ella amenazaba (tenemos audios) con mandar preso a la gente.

Un día un legislador hizo un pedido de pase en comisión de un abogado que pertenecía al Ministerio del Interior.

Bonomi negó el pase, argumentando que necesitaba al abogado, que no tenía profesionales universitarios para sustituirlos.

El legislador recibió incluso la notificación oficial con la negativa.

A los dos días, llegó la diputada Susana Pereyra al despacho de ese diputado que no era del Frente Amplio, a consultarle si era cierto que le habían negado el pase en comisión de un abogado del ministerio del interior.

El legislador le mostró la negativa en un oficio llegado.

Ella se retiró, y a los pocos días, llegó un nuevo comunicado del Ministerio del Interior, firmado por Eduardo Bonomi, aceptando el pase en comisión de ese abogado, que quedó a disposición del legislador que lo había solicitado.

Como dato curioso, ese abogado en lugar de estar trabajando con el legislador que lo pidió la comisión, fue a trabajar a una empresa particular de Montevideo, cuyo empresario era el que le pidió a Susana Pereyra que intervenga, ya que Bonomi lo había negado.

¿Cómo se llama eso?

Sin duda que corrupción, no hay otra manera que definirlo como un acto de corrupción, igual al que cometió reiteradamente Germán Cardoso.

Se acuerdan cómo terminaba los informativos Jorge Traverso en Subrayado…

“Así está el Mundo amigos”

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