El ajuste del gobierno uruguayo es sobre el sector privado.
URUGUAY con el déficit externo que tiene, debe bajar el consumo, lo que gastamos los uruguayos.
Para eso lograrlo, solo se logra subiendo impuestos, bajando el gasto público o de la peor forma; devaluando.
La devaluación empobrece al más humilde y liquida al asalariado.
Debo decir con absoluta convicción que de las tres formas posibles, la única vaca sagrada es el culo de los políticos.
La gran fórmula posible y real, es bajar el gasto público.
Menos funcionarios públicos de los actuales.
Eliminar el despilfarro de los dineros públicos.
Atacar directamente con penas duras y ejemplarizantes la corrupción política y el enriquecimiento ilícito de funcionarios.
Actualmente nada de eso se hace, y menos aún, se intenta.
El no ingreso de nuevos funcionarios públicos en forma urgente es una gran medida financiera.
Evitar las trampas más conocidas del sistema político; las unipersonales contratadas, las ONG, los becarios, los adscritos, los pases en comisión, las empresas terciarias; todos artilugios para dar trabajo a cambio del voto.
Mejorar los controles. Que se pueda fiscalizar los entes públicos en forma cristalina.
Eliminar totalmente la publicidad estatal, dejando solo la inversión necesaria en la materia.
Hoy por hoy, ser ministro de economía como lo hace Danilo ASTORI es relativamente sencillo.
Cualquiera de nosotros podría serlo, solo se necesita tener crédito internacional.
Pagar el altísimo y delictivo costo del Estado uruguayo con nueva deuda, es una papita.
No ahorro, no controlo, no dejo a nadie sin el empleo, nunca me falta la plata para cumplir con los dos rubros pesados, como lo son las jubilaciones y salarios.
Realmente sencillo de esa manera.
Los organismos internacionales de crédito prestan y exigen bajar los presupuestos, que el país tiene un déficit fiscal tremendo e impagable es una realidad.
Sin embargo, ni el partido de gobierno, ni los partidos opositores tienen la voluntad política para cambiar las reglas de juego.
Viven con esa premisa electoral durante 5 años; nunca la abandonan.
Saben que están rematadamente mal, que están hundiéndose junto al país, pero, no van a cambiar nada hasta que haya crisis financiera.
Mentirán profesionalmente, seguirán siempre pensando en sus reelecciones personales, antes del bien colectivo.
