Por Edil Silvana Goñi
Ex Presidenta de la Junta Departamental de Florida.-
Hace unos días rememorábamos en la Junta Departamental días tristes vividos por esta institución, cuando un grupo de iluminados se llevó por delante las instituciones democráticas libremente electas. Hoy, 50 años después de aquellos hechos, es también un día de enorme dolor. Para evitar discusiones Innecesarias, quiero dejar claro que, de manera absolutamente convencida y como un mensaje contundente sobre mi posición, hoy mi banca no estará físicamente ocupada por su titular. En respeto a la decisión tomada y a mis compañeros de la bancada mayoritaria del Partido Nacional, seguramente mis suplentes ocuparán mi lugar. No estoy dispuesta a formar parte del triste espectáculo político que se ha pretendido institucionalizar en el plenario de nuestra Junta Departamental, utilizando un artículo del reglamento interno que en esencia está previsto para otros tipos de casos urgentes y graves. Un grupo minúsculo de ediles, ha perpetrado un inadmisible atropello a una decisión legítima del plenario. Sorprendentemente, el Partido Frente Amplio que no respaldó con su voto la convocatoria de los ex directores de descentralización Corujo y Bilbao en su momento, ahora se sube al carro alegremente y hasta se presta a ser tribuna para un sector del Partido Nacional. Solo 5 ediles de los 31l presentes estuvieron de acuerdo en la anterior oportunidad en que el tema fue tratado.
¿Qué cambió en tan poco tiempo?
Lo que no me sorprende es que este espectáculo sea parte de la gestión vergonzosa, indigna y desorganizada, ausente de conocimientos y criterios básicos de funcionamiento que hemos presenciado desde que el grupo Federales del Interior asumió la presidencia de la Junta Departamental de Florida. Algunos ediles creen que pueden ganar en los escritorios lo que perdieron en la cancha.
Otros que dicen «el que avisa no traiciona», y su trayectoria política ya en declive, han demostrado desde hace varias legislaturas que pueden hacer ambas cosas: avisar y traicionar, especialmente traicionar.
Hay ediles que creen que pueden torcer la voluntad democrática de una mayoría legítima, imponiéndose y actuando con prepotencia. Se escudan, además, en supuestos vecinos representantes de unas pocas localidades, cuyos nombres y procedencias son desconocidos, para montar un circo político y dañar institucionalidad, usando los recursos que todos los floridenses vuelcan para el funcionamiento de la Junta Departamental. A esos ediles les digo que no cuenten conmigo. No voy a rebajar aún más el nivel de la Junta Departamental siendo parte de esa vergüenza institucional volviéndola una tribuna político partidaria sectorizada, donde hasta eligen con quién van a debatir para salir airosos, porque de seguro de tener una contraparte de fuste saldrían bastante mal parados. Las elecciones no se ganan dentro de las cuatro paredes del recinto de la junta departamental, sino en el terreno, de manera directa y mano a mano con los vecinos. Muchos no lo entienden porque se autoproclaman la voz del pueblo, pero en realidad no saben ni cómo acercarse a los vecinos. Los otros, tal vez aturdidos por tambores electorales adelantados, han perdido toda racionalidad. A aquellos que han perdido el rumbo y creen que nos van a amedrentar a base de intimidación y patoterismo, les digo alto y claro que no solo están equivocados, sino que la gente, en el momento de votar, se los hará sentir. Ya tendremos la oportunidad de hablar cara a cara, como lo hacemos las personas de bien, sin necesidad de recurrir a atajos jurídicos para obligarnos a escuchar su versión de la realidad para intentar torcer la nuestra a base de cansancio y fastidio.