Los que somos ya muy veteranos y aun la memoria nos responde, recordamos que en el Uruguay hubieron hasta 40 mutualistas de salud.
Una a una se fueron fundiendo, lentamente, con agonía, y todas dejando el pozo bien grande de deudas de todo tipo y calibre.
Las pocas que iban quedando, se iban potenciando de las ruinas de las que desaparecieron.
Mientras tanto, los médicos formaban una especie de mafia y grupos de poder, que los iba enriqueciendo más y más.
Fueron pariendo la MAFIA BLANCA, un grupete de médicos empresarios, muy ricos, que hicieron de la salud en el Uruguay, un gran y potencial negocio.
El negocio de la salud humana.
Muchos socios, que se prendieron de la idea y la potenciaron, como los laboratorios de medicamentos por ejemplo, integrantes y protagonistas de toda la estrategia creada.
Un presidente médico que le dio el último gran golpe, casi mortal, al sistema de salud uruguayo.
Los grandes perdedores fueron siempre los trabajadores de la salud, que incluso tuvieron sindicalistas que traicionaron a sus pares.
El gran negocio del cáncer en el mundo creció a niveles extraordinarios, haciendo incluso monopólico el mismo.
La muerte no importó, el gran negocio de las enfermedades y la venta de medicamentos creció exponencialmente.
Y metieron al Estado con el FONASA a jugar en la cancha macabra del suspiro final.
Hoy los servicios son tétricos, hoy se elige quién sigue con vida o quién es desahuciado.
El corazón de la masacre, es un puñado de empresarios con túnicas blancas, millonarios al extremo, que sin duda son la mafia blanca uruguaya.
Al CASMU no lo pueden dejar morir, lo han saqueado, pero no buscan responsables, ahora viene el obsequio del presidente Lacalle, que como fachada pondrá a un maquiavélico administrador junto a los incapaces directivos actuales a gestionar nuestros 60 millones de dólares.
Habrá quienes den una mordida al toco de guita, que vendrá bien para las campañas electorales, y colorín colorado, este cuento se habrá terminado.
El negocio de las cirugías truchas, el de los medicamentos a granel, el de los tratamientos costosos, seguirá firma, nuevamente alimentado por nuestros impuestos.
El CASMU es demasiado grande en su porte como para dejarlo morir, además, es una gran fuente de ingresos para esa banda de inescrupulosos que se han apoderado de la vida de los uruguayos.