¡DESDE SALTO!
Ex trabajadores de PILI reclaman “apoyo político” para reiniciar producción; para diputado Moreno “los números no dan”
Los ex trabajadores de PILI siguen soñando con un proyecto productivo solidario que les asegure la posibilidad laboral a partir de la utilización de la moderna infraestructura con la que operó la industria láctea sanducera, que ahora padece escasas acciones de mantenimiento, y que podría ser rematada en desguace.
La industria, dedicada a la elaboración y venta de productos lácteos, fue fundada en 1962 y operó hasta el 30 de noviembre de 2018, tras varios años de dura agonía. “Cuando viene la caída de la venta al mercado de Venezuela, al que la empresa apostó y no dio mucho interés a otros mercados por el precio que pagaba aquel país, por ejemplo seis dólares el kilo de queso cuando en otros lugares lo pagaban tres, se complicaron todos los problemas y terminaron saliendo a vender al costo y así es imposible trabajar”, recordó el dirigente gremial Marcel Petrib. Con el impulso del gobierno de la época, la empresa asumió deudas muy importantes para tecnificar sus plantas. Cuando faltó el principal comprador se hizo evidente que la demanda local era incapaz de absorber la capacidad instalada mientras las cuentas seguían corriendo. Los trabajadores terminaron librados a su propia suerte y así siguen.
Detrás del proyecto
“Siempre estamos tratando de armar un proyecto, pidiendo apoyo político que es lo que precisamos pero al momento no hay nada”, explicó el dirigente que repasó una larga lista de contactos y reuniones gestionadas para promover el objetivo colectivo. Por las deudas impagas, el Banco de la República asumió el control de la planta quesera (en la ciudad de Paysandú) y “la de secado de suero”, ubicada en Parada Esperanza. El banco podrá rematar para recuperar la plata y no parece descabellado pensar que el equipamiento se termine vendiendo desguazado. Además de compromisos incumplidos con el sistema financiero, PILI mantiene deudas millonarias con productores de leche y con los mismos trabajadores.
“Nos ingeniamos para hacer una cooperativa de trabajo, que ahora tiene 27 compañeros, y desde hace un año y tres meses estamos cuidando las plantas”, dijo Petrib. Además los trabajadores accedieron a un seguro de paro especial, cuya extensión se votó en el Parlamento varias veces, que utilizan mientras no se desempeñan en la cooperativa o hacen alguna changa.
El gremio aspira a conseguir las máquinas y capital para desarrollar un nuevo emprendimiento pero ni el gobierno del Frente Amplio ni el del Partido Nacional se han animado a habilitar esa posibilidad. Para muchos, más allá de la buena intención de los trabajadores, un proyecto de esas características estaría condenado al fracaso.
“Hoy tenemos un gobierno que cuando fue oposición nunca estuvo de acuerdo con el cierre de PILI”, enfatizó el gremialista para mostrar las expectativas que mueven a los trabajadores aunque también reconocen que con los gobiernos anteriores no tuvieron mejor suerte.
Al momento se considera algo de factibilidad a un proyecto para “la elaboración de leche fluida, que antes se hacía acá, en el que está comprometido el subsecretario de Industria, Walter Verri, y contamos con apoyo de la Intendencia, la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), el Instituto Cuesta Duarte, entre otros actores”. Petrib aclaró que la leche que se vende con la marca PILI “nada tiene que ver con Paysandú”, de hecho proviene de Los Cerrillos, Canelones, y reconoce: “siempre nos quedó la duda de lo rápido que se armó esa fábrica, que ya tuviera con canales de distribución y una marca conocida”.
¿Y los inversores?
Con la campaña electoral como marco, varios dirigentes políticos sanduceros salieron a anunciar contactos con inversores interesados en la fábrica pero al momento nadie formalizó su aspiración. “El último llamado que se hizo hasta ahora fue el del año pasado que se hizo para dos interesados: un grupo polaco y otro cordobés pero llegado el momento no se presentó ninguno poniendo como excusa la pandemia”, lamentó Petrib.
“Los números no dan, es imposible”
Para el diputado por Paysandú del Partido Colorado, Juan Carlos Moreno, “los números de PILI no dan, es imposible, no hay posibilidades” de que se pueda sostener alguna actividad productiva en base a la leche, independiente de la forma de gestión que se elija. “Hay varios problemas y no son sólo económicos. Por ejemplo, ya no tenemos en Paysandú aquellos grandes productores que ahora remiten a otras empresas y que no van a volver porqué están muy bien, cobrando al contado todos los días. Salvo que alguien quiera venir a tirar la plata no hay posibilidades de que aparezca quien quiera invertir”, enfatizó el legislador que relativizó las expectativas de recuperar de la actividad económica y apuntó que la capacidad productiva del equipamiento instalado trasciende la capacidad de demanda del mercado local. Moreno rechazó la actitud de quienes generar expectativas con el único propósito “de decir a la gente lo que quiere escuchar cuando la verdad es una sola y, como en este caso, duele”.