Desde que tuve uso de razón me he preguntado porqué quienes nos gobiernan no hacen todos sus esfuerzos para lograr una mejor y más pareja calidad de vida de los habitantes.
Una pregunta quizás muy inocente y general, pero sin duda que se trata de una interrogante que merecería un análisis serio y una respuesta concreta.
Debido a mi edad, recuerdo que había sido electo presidente de los uruguayos el General Oscar Gestido y que se hablaba de inflación, recuerdo también que los precios de las cosas que se compraban en los viejos y queridos almacenes subían casi diariamente.
Veníamos de las épocas que nuestros abuelos llamaban de las “vacas gordas” y por ende había una clase media muy fuerte y multitudinaria. Esa clase media era tan mayoritaria que se había transformado en el motor de la economía del país. Llegaban los índices de la época a superar un 50% de toda la población quienes integraban esa privilegiada forma de vivir.
Recuerdo que había grandes industrias, maravillosas fábricas que daban trabajo y los sueldos eran mucho más potables, lo que quería decir que se llegaba a fin de mes con relativa facilidad.
El consumo era por lógica mayor por parte de los uruguayos, ya que reitero, el sueldo alcanzaba para llegar a fin de mes. Esa clase media aun mantenía a las madres en el ceno de sus hogares, “trabajando” de “madres y esposas”, sin necesidad de salir desesperadamente a encontrar una posición laboral en el mercado uruguayo.
La institución llamada “familia” estaba fortalecida, y como ha sido históricamente era la guía espiritual, educacional y moral de la mayoría de los habitantes de nuestro querido país. Nadie hablaba, ni siquiera mencionaba un acto de corrupción por parte de los gobernantes. Igualmente se hablaba de una dependencia financiera de nuestro país, de los llamados “los dos gigantes que nos rodean”, es decir de la economía de Argentina y de Brasil. Los gobernantes eran mucho más creíbles y la oposición era madura, responsable, cumpliendo en gran porcentaje con la fiscalización de los actos de gobierno. Las personas comunes, no estábamos preocupados por una posible Deuda Externa, los números del país eran visiblemente normales y Uruguay era en aquel momento un gran país, con un campo excepcional, con un ganado altamente calificado en el Mundo. Las fábricas eran ejemplo de pujanza, las oportunidades laborales eran muchas y la enseñanza era muy buena, incluso envidiada por gran parte del Mundo.
Los profesionales uruguayos se distinguían en todas partes y eran buscados por las empresas internacionales, nuestras universidades eran motivo de orgullo, así como nuestros educadores.
Y miren estimados lectores que no está hablando un viejo que piensa que todo lo pasado fue mejor, sino lo está expresando un hombre que tiene 66 años, y que piensa con absoluta convicción que se puede volver a esto, y que quiere dejar a nuestros hijos y nietos un país mucho mejor del que hoy no podemos disfrutar.
El deterioro fue permanente en democracia antes del año 1973 en que sufrimos un Golpe de Estado violando la Constitución de la República.
La suba de precios que sufrió el ex Presidente Jorge Pacheco Areco, la inflación descontrolada, que se originó por una mala estrategia financiera, hizo que aquel gobernante fijará los precios de los productos de la canasta familiar, en aquel momento de llamó “El congelamiento de precios” de Pacheco, algo que se vio con gran simpatía por parte de las amas de casa, encargadas de hacer las compras cotidianas.
Aparecieron inmediatamente los ofrecimientos de los Organismos Internacionales de Crédito que viendo la falta de dinero del país en materia financiera, llegaron para ir apoderándose de nuestro Uruguay y la irresponsabilidad económica de los gobiernos democráticos antes y después de la Dictadura militar que duró desde 1973 a 1985, pero especialmente, con ese período negro en materia de Democracia, responsable de hacer crecer la Deuda Externa en mas de un 4000% hicieron que de un país saneado, que se auto financiaba, que sostenía una Clase Media importante y generadora de recursos; pasara a ser un país dependiente del dinero que llegaba desde el exterior y comprometía la economía futura, era como ir pateando la pelota para adelante, en materia futbolística.
Los militares que dominaron dictatorialmente el poder, no sólo violaron los derechos humanos, secuestraron y asesinaron ciudadanos, sino que hicieron algo que aun pagamos y seguiremos pagando por muchos años seguramente, nos endeudaron endemoniadamente.
Los uruguayos en esas épocas antes de la Dictadura y durante la misma sufrimos algo que sin duda marcó a fuego a varias generaciones, fue la sedición.
La aparición de los Tupamaros, que en un principio no se tomó real visión de lo que se trataba, y hasta debo decir que se les calificó en forma simpática, como los Robin Hood modernos, que le robaban a los ricos y les daban a los pobres; se transformó en una guerra sangrienta violando todos los derechos humanos, con robos, secuestros sangrientos, copamientos, ejecuciones, cárceles clandestinas, se les fue de las manos y todo se transformó en una Guerra Interna, con apoyo desde el exterior.
Una guerra desigual sin duda en materia de armas, pero muchos adolescentes lo debimos sufrir y soñando en aquella democracia amada y en una justicia social que ya no existía.
El período dictatorial y de guerrilla nos destrozó, y no solo en materia humana, sino que destrozó la economía, entorpeciendo y maniatando las finanzas del país hasta tanto no se haga lo que hay que hacer en materia de costos del Estado.
Desde 1985 hasta la fecha apareció una enfermedad gubernamental liderada por el Dr. Julio María Sanguinetti, continuada por el Dr. Luis Alberto Lacalle y los Doctores Jorge Batlle y Tabaré Vázquez, me refiero a la CORRUPCIÓN, que engloba a diferentes delitos que violan y destruyen la economía del Uruguay.
No es la política neoliberal, no es la socialdemócrata; se trata del despilfarro administrativo, los gastos totalmente innecesarios que el Estado tiene.
Los acomodos, los compromisos políticos, los sobreprecios que paga el Estado, las coimas que son casi oficiales, los robos lisa y llanamente que sufrimos diariamente, el uso indebido de los mas de 40 mil vehículos oficiales, los pésimos negocios realizados que finalmente pagamos todos nosotros.
Estoy seguro que si evitamos todos estos delitos que son propios del Sistema ideado y manejado por los nombrados ex Presidentes, aparecerá una masa de dinero tan, pero tan importante, que permitirá equilibrar nuestras finanzas internas.
Solo nos salva un cambio de rumbo financiero, una economía “de guerra”, sin hijos y entenados, y tengo la plena convicción que como su hogar querido lector o el mío, cuando no gastamos más de lo que ganamos, es allí cuando comenzamos a ver los resultados.
El Uruguay está fundido, embargo y lamentablemente mal administrado, por lo que si seguimos siendo tan mansos, tan corruptos y tan nabos como somos los uruguayos, NOS VAMOS A UN CRACK ECONÓMICO.
Sin embargo, si dejamos de lado los intereses minúsculos personales que recibimos de los corruptos componentes de la Clase Política, y nos unimos para protestar y exigir una administración cristalina y real, encontraremos el camino para iniciar una POSIBLE recomposición económica que se vea reflejada en poco tiempo en la economía de los uruguayos que hoy sufrimos las consecuencias de la irresponsable y delictiva administración financiera impuesta por los gobernantes de turno.