Seguramente recibiré muchos insultos, críticas, y hasta algún desnorteado, puede llegar a decir (ya lo han dicho), que el Frente Amplio me compró para criticar el Gobierno multicolor.

Antes de ir al tema, les recuerdo, que ningún medio uruguayo hizo tanto para que el Frente Amplio no siga gobernando, como El Bocón.

Ahora sí, les digo que Luis se durmió en los laureles, que es hermoso escuchar elogios, ser el héroe de la película y que un país vecino esté enamorado de su gestión; pero, aquí se ha actuado mal en la estrategia de cuarentena que le impuso a los uruguayos.

Vida

La desesperación por abrir las actividades, seguramente presionado por la Ministra de Economía y el Director de la OPP, no tiene nada de sentido común, ni de prevención.

El Gobierno tenía el objetivo de levantar la emergencia sanitaria, de hecho lo dijo Lacalle Pou en un medio de comunicación en un momento, cuando el brote en Treinta y Tres.

Lo que hizo Lacalle Pou en toda la cuarentena ha sido arriesgarse.

Primero fueron los trabajadores de la construcción.

Luego los niños y maestros de escuelas rurales.

Hacía testeos a los 15 días y si no había positivos, arriba y a seguir abriendo.

Primero fue Rivera, luego Treinta y Tres, y hasta allí todo se pudo ir controlando, pero…

Ahora son los funcionarios de la salud en varias mutualistas, y eso ya es muy preocupante sin dudas.

Un supermercado, un refugio, fue antes el Hospital Vilardebó, preocupante sin dudas.

La diferencia con la Argentina no solo son los 43 millones de habitantes, contra los 3 y medio de nosotros; se trata de una cuarentena no obligatoria inicial, que los uruguayos la hicieron por voluntad propia, con alto grado de responsabilidad, mientras que los argentinos son ingobernables.

En dos oportunidades utilicé una frase, que nuevamente fui duramente cuestionado, dije “Luis está jugando con fuego”.

No hay que ser demasiado inteligente, para mirar a nuestro lado, y ver lo que está pasando en Brasil y Argentina, para darse cuenta que si nos llega a venir con esa intensidad de contagios, estamos absolutamente liquidados.

Uruguay no está ni remotamente preparado en su estructura de camas de CTI, no tiene la cantidad necesaria de recursos humanos en la salud, no tenemos respiradores suficientes para soportar un pico de la pandemia.

La realidad es que se está jugando con fuego y estamos en la puerta de quemarnos vivos.

Me parece tragicómico, que recién hoy el Presidente haya firmado un decreto que no permite a nadie ingresar al Uruguay, si no se hace un hisopado negativo.

¿Por qué hoy? ¿Por qué no fue hace tres meses que se haya tomado esa medida? ¿Por qué no cerrar las fronteras en forma hermética?

Sin embargo, permitía a López Mena llegar desde Argentina cargado de personas sin ningún tipo de control, ni limitaciones de ningún tipo.

No quiero pensar que a López Mena se le permitió semejante barbaridad, porque ha puesto mucho dinero para la campaña electoral de Lacalle Pou.

Me parece escandaloso que los chicos vayan a clase, se debió suspender las clases por todo el año, eso es prevención. 

Todas y cada una de las medidas tomadas de apertura, focalizadas todas en “no dejar apagar los motores de la economía”, como lo dijo la Ministra Arbeleche, han sido apresuradas.

Se debió actuar con mayor precaución y no tanta desesperación por volver a la “Nueva” normalidad.

A mí me parece, que si tuviéramos números oficiales de las entradas y las salidas respecto a la pandemia; Uruguay tiene un superávit muy importante.

Si, ganó plata.

Con los préstamos obtenidos por parte del BID (US$ 1800 millones de dólares), la venta de bonos del tesoro, y la recaudación de las tarifas públicas aumentada en un 10%; además de las donaciones y lo recaudado con el descuento del 20% de los salarios de los empleados públicos a aquellos que superan los $ 80.000 pesos nominales por mes, estoy seguro que se ganó buen dinero de recaudación por parte del Gobierno en plena pandemia.

El golpe fuerte en la economía ha sido el pago de los seguros especiales de desempleo, ahí está la mayor parte de las salidas extras por parte del Gobierno.

En síntesis, se pretendió que los motores de la economía no se apaguen, se arriesgó muchísimo y se actúa “al grito”, no hay una estrategia general de austeridad. 

Las medidas del Gobierno llevaron a que los uruguayos le pierdan el miedo a la pandemia, eso es cierto, pero lo lamentable.

Hoy queda rezar, porque ya está circulando el virus y en múltiples lugares.

Y todavía en los peores lugares, las mutualistas, La Española, Médica Uruguaya, las dos más grandes, los hospitales Evangélico y Militar; allí hay una mecha encendida, la bomba puede explotar en cualquier momento.

Lo dicho, se jugó con fuego y ya nos empezamos a quemar.

A rezar.

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