¿Son todas las muertes evitables? Bueno, filosóficamente no hay muertes evitables. Todos en algún momento vamos a morir. Lo que podemos evitar es morir por causas evitables. Que es sustancialmente distinto. ¿Se puede evitar la muerte por cáncer? La muerte en sí, no. Pero puedo tomar medidas paliativas. Y en algún caso particular, el diagnóstico temprano es muy importante. Entonces, si no me diagnostican a tiempo y muero de cáncer, ¿sería una muerte evitable? No. Pero si me tratan antes y puedo vivir más años, ¿no era evitable?
Bueno, hay enfermedades que en ciertos momentos del desarrollo no se pueden detener. Un cáncer terminal que termine con una vida no será una muerte evitable. Y un cáncer recién desarrollado puede en algún caso ser combatido con éxito. Entonces no se puede hablar de que la muerte por cáncer es evitable. Lo que es evitable es el desarrollo en algunos casos.
Ahora volvamos con las cuestionadas muertes «evitables» por Covid-19. Nadie puede evitar una muerte por Covid de un paciente con sobrepeso y con morbilidades. Por más que se trate de la mejor forma, si su enfermedad se agrava y llega a un CTI tiene pocas posibilidades de sobrevivir.
¿Cómo se evitaría una muerte entonces? En dos escenarios distintos podemos pensar en:

1-Evitar los ingresos en CTI.

2-Estando en CTI contar con todos los insumos y el personal idóneo.
En el primer caso, la muerte no se evitó porque nunca estuvo en riesgo. Por ejemplo, con la vacunación se evita la enfermedad grave. Y el distanciamiento social evita el contagio. En el segundo caso. Si un paciente ingresa al CTI y no es atendido con el debido cuidado e idoneidad podría morir y ser evitable. Por ejemplo, si un paciente no cuenta con respiradores, camas de CTI o personal para ser atendido. Algo en lo que el gobierno se preocupó y ocupó. Aumentó las camas de CTI, importó respiradores y capacitó al servicio médico no idóneo para que ayude a los médicos intensivistas.
Entonces, ¿dónde están las muertes «evitables«?
La oposición cree que si tuviéramos menos contagios y se bajaran los ingresos a CTI habría menos muertes. En números estadísticos podríamos decir que sí, que los contagios tienen una relación directa con los internados en CTI. Pero en realidad, si separamos los ingresos entre grupos etarios, enfermos con obesidad mórbida y con patologías previas, podríamos asegurar que de esos ingresos ninguno era evitable. Luego llega el tratamiento. Y si en este punto existiera mala praxis, falta de insumos o camas de CTI o se destinara personal no capacitado, entonces se habría configurado un delito de omisión y se debería denunciar en la justicia.
Cualquier otro escenario no puede catalogarse de «muerte evitable«, cuando son muertes por causas no evitables. Es decir, si se cambia el tratamiento, el cuidado o el prestador de salud, el desenlace sería el mismo.
Lo que nos lleva no a la «evitabilidad» de la muerte sino al origen. ¿Se pueden evitar los contagios? Con ciertas medidas se podrían bajar. Esto sería entonces un escenario de «contagios evitables«. El GACH lo explicó más de una vez. La evitabilidad de los contagios tiene una relación directa con la movilidad.
Y aquí habría que decir también para no ser categórico sobre un tema que es sumamente contrafáctico, que las restricciones en la movilidad tampoco garantizan el descenso en los contagios por la simple razón de estar ante una cepa más virulenta y una pérdida del hilo epidemiológico. El GACH cree de buena fe que si nos quedamos en casa por un tiempo bajarían los casos. Pero también se ha visto en otros países, que la reclusión domiciliaria por períodos cortos no tiene efectos significativos en el control de la trasmisión del virus. Como ejemplo cercano, tenemos la última cuarentena de 9 días que decretó la Argentina, en medio del rebrote más importante de casos en meses.
De todas formas la oposición podría argumentar que hay un número de «contagios evitables» pero nunca de «muertes evitables«. Y en caso de sostener el concepto, debería presentar una denuncia penal.
No lo hará porque sabe que este argumento es como todos, un argumento ideológico, filosófico y falto de rigor científico. Y que en cuanto al trabajo del Ministerio de Salud Pública, su desempeño ha sido más que aceptable.
La izquierda sigue dando tumbos como «bola sin manija«. Sin aportar demasiado y jugando a la quiniela a ver si acierta. Esta vez volvieron a equivocar la forma y el momento y volvieron a ser de nuevo una oposición irresponsable.

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