Contra los intereses de grandes empresas, ingeniero sanducero promueve pavimentación con adoquines… 

Entrevista de Eduardo Rodríguez.-

 

Desde hace varios años el ingeniero José Díaz insiste con la propuesta y si bien quienes escuchan la fundamentación valoran su pertinencia desde los ámbitos de gobierno no se toman medidas para favorecer su concreción.

“Lo hemos presentado en la Junta Departamental de Paysandú, en otros cuantos lugares y poco después del inicio de este gobierno a las autoridades de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) pero, concretamente, no se hace nada”, lamenta el profesional.

Díaz, exdirector de Vialidad de la Intendencia de Paysandú y ex edil por el Partido Nacional, colectividad de la que ahora se reconoce distante, promueve la pavimentación de calles con adoquines y fundamenta su propuesta tanto en aspectos económicos, de la durabilidad de los trabajos así como por las posibilidades de generación de oportunidades laborales que implicaría un plan de estas características. “Nos referimos a los adoquines de hormigón, hechos a molde, no los de cantera” y que se elaboran en proceso de muy escasa complejidad. Apuntó que la producción de esas piezas a gran escala podría impulsar la industria cementera estatal, cuya sostenibilidad está fuertemente cuestionada, dado que se elaboran con clíncker, material que se forma tras calcinar caliza y arcilla a unos 1.400 grados y que se  muele para fabricar el cemento portland. “Los adoquines tienen una muy larga durabilidad, incluso de varias décadas. Después de los 30 o 40 años, cuando la capa de rodadura muestra alguna afectación, es rentable dar vuelta las piezas, invertirlas”, asegurando otros cuantos años de duración y aprovechando “que los adoquines son iguales en ambas caras”.

Respecto al proceso de aplicación, explicó que después de “preparar la base de la calle”, como es requerido para cualquier tipo de pavimentación, “se asientan los adoquines sobre arena trabando pieza con pieza, haciendo un encastre, según sus diseños. La colocación se hace a mano y después de colocado se aplican golpes suaves con una pequeña maceta de goma para favorecer la fijación”. Entre adoquín y adoquín se esparce arena fina seca “que actúa como amortiguador, permitiendo que las piezas tengan algo de movilidad” tanto en sentido vertical, para sostener el peso del desplazamiento de vehículos, como en el movimiento horizontal que se genera cuando los rodados doblan.

“En base a la experiencia se puede decir que en un día se colocarían entre 10.000 u 11.000 adoquines” lo que equivale a “casi a un tercio de una cuadra promedio”. Ese rendimiento se lograría “con una cuadrilla de entre 10 y 12 personas” de las cuales “4 o 5 se especializan en la colocación de los adoquines y el resto se dedicaría al trasiego del material”. Esta forma de trabajo implica que no se requieran trabajadores con alta especialización sino que, por el contrario, “sería una buena oportunidad para mujeres jefas de hogar o como primera experiencia laboral de gente joven”.

En cuanto a los costos, dijo que “en cualquier barraca se consiguen adoquines a unos 16 dólares el metro cuadrado, la preparación de la calle vale unos siete dólares el metro cuadrado”, esa misma medida de arena tiene un costo de 2,5 dólares, “mientras que la incidencia de la mano de obra es del 16%”. Según esos indicadores el metro cuadrado “andaría entre los 20 y 22 dólares y una cuadra terminada vale unos 16.000 dólares, con mano de obra y comprando los adoquines”. Con una inversión escasa “las Intendencias o Municipios pueden comprar plantas para elaborar adoquines, con una operativa muy sencilla permite hacer unas 22.000 piezas por día”. Considerando el espesor de los adoquines habría que comparar su rendimiento con una carpeta asfáltica de unos 12 centímetros de espesor o con el hormigón “que tienen un costo por metro cuadrado de unos 85 o 90 dólares contra los 20 o 22 de los adoquines”.

Ante la contundencia de estas cifras, la extensa durabilidad que asegura el pavimento y el impacto social que tendría la iniciativa como generadora de oportunidades de trabajo resulta difícil de comprender por qué la propuesta no se transforma en hechos.

El ingeniero Díaz reconoce: “esto no le sirve a las empresas grandes, las que construyen con asfalto, que trabajan con maquinaria pesada” sin embargo sería de suma utilidad para el Estado. Entonces, sería bueno conocer qué razones sostienen aquel sistema “notoriamente más costoso, que básicamente beneficia a unas pocas grandes empresas y con un impacto ambiental considerable”, reflexionó el profesional sanducero.

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