Hoy ya estamos a horas de culminar todo un enorme proceso para poner en consideración de la gente, la derogación de un puñado de artículos de una ley.

Así de simple, derogar 135 artículos o dejarlos como están ahora hace ya más de un año.

No voy a analizar los artículos, tampoco lo que ha sido esta lamentable instancia en sus respectivas campañas.

Quiero poner en consideración de todos los lectores, el impulso de la Central de Trabajadores para llevar esos artículos a un referéndum.

Muchas veces me pregunté quién o quiénes fueron los que tomaron esta decisión.

¿Cuáles fueron los argumentos para comenzar a transitar toda una burocrática y costosa maquinaria de recolección de las firmas necesarias?

Estoy convencido, que nunca pusieron sobre la balanza las consecuencias de un esfuerzo brutal como el que se llevó a cabo.

Estoy convencido, que el principal factor para arrancar todo esto, fue la pasión primero, y molestar profundamente al gobierno actual y su gestión.

Y hay un tercer factor oculto.

Medirse, pulsear a la coalición que gobierna, poner un aparato imaginario que evalúe y visualice si lo que pasó en el balotaje de 2019, se mantiene o algo está cambiando.

Aquí me detengo, quiero subrayar mi parecer, esto fue un error garrafal del sindicalismo y del Frente Amplio, que fue llevado obligatoriamente a jugar un partido al que no quería jugar.

Legisladores del Frente Amplio, que discutieron fervorosamente en el parlamento esta ley, y en especial éstos artículos, ahora debieron cerrar los ojos y pedir que lo que ellos eligieron afirmativamente, ahora voten para derogarlos.

No es un contrasentido, se trata de un error estratégico desde el inicio, esto nunca se debió instruir.

El resultado final, lo vamos a ver el domingo próximo, pero las consecuencias las vamos a sufrir los uruguayos más carenciados.

El verdadero referéndum es cada cinco años, cuando los uruguayos debemos elegir un presidente y su gobierno.

Este presidente, prometió muchas cosas tremendamente importantes, que aún no ha cumplido.

Sus propios votantes, los no fanatizados, o los acomodados, están molestos o contrariados.

Algunos ya pronuncian la frase que se ha venido repitiendo durante décadas… “Más de lo mismo”.

En síntesis, este gobierno de coalición, presentó un programa antes de las elecciones.

Prometió muchas cosas que son compartibles y serían buenas para la gente, pocas aún las realizó, pero esta Ley de Urgente Consideración, más allá de su ridícula cantidad de artículos, es lo que este gobierno dijo que necesitaba para llevar adelante su plan prometido.

Si se derogan los 135 artículos, ya lo dijo Lacalle Pou en su conferencia… “No es lo mismo gobernar sin los 135 artículos que con ellos”.

Será una excusa perfecta para seguir en deuda con sus ofertas electorales, como lo ha sido la emergencia sanitaria, y ahora la guerra de Rusia a Ucrania.

Lo peor, es que muchos, quizás la mayoría, van a votar sin conocer por qué lo están haciendo; el desconocimiento es generalizado.

¿Eso es un referéndum?

Creo que no, eso solo es un acarreo multitudinario ideológico, algo muy triste, una deformación de la Constitución, que le hace mucho daño a la rica historia democrática del Uruguay.

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