Lo que quiero es explicar con estas líneas, por qué no le dejo nada de mi herencia, a mi hija, a quien yo quise siempre y sigo queriendo aun, a pesar de que siempre dice que fui una mala madre y por eso, hace tres años por cosas de la vida me borró del celular y de la computadora. A pesar de que en estos momentos en que hay una epidemia de coronavirus, yo tengo 83 años y soy población de riesgo, por cosas de la vida ella nunca se preocupó por mí.
“Esta mala madre” que por cosas de la vida siempre corrió por ella desde que nació y que me dijeron que tenía foco epiléptico, llamé a la Dra. Mesías, quien me recomendó a la Dra. Rebollo, en ese momento Directora del Centro de Motricidad del Hospital Clínicas. La llevé a cuantos médicos pude, hice por ella todo lo que una madre puede hacer por su hija. Pienso que ella ya tiene su herencia, la casa en la que vive ella y su actual marido, y donde vivió también con su ex marido, el padre de mi nieta, es mía y nunca les cobré nada, ni les eché en cara nada.
Al primer marido, padre de mi nieta, le presté el dinero para comprar un ómnibus, US$ 20 mil dólares y nunca me devolvió nada, mi hija, cuando supo que él se jubilaba y vendía el ómnibus, fue corriendo a buscar US$ 10 mil dólares, diciendo que eran de ella, cuando eran míos. Además, si hubiera querido devolvérmelos, obviamente yo no los abría aceptado.
Al actual marido, nuevamente le presté la plata para que se comprara un ómnibus, sin embargo él si me devolvió el dinero, pero nunca le cobré interés, estamos hablando de quinientos mil pesos.
Un día, por cosas de la vida y por casualidad entré a la casa de ellos, él estaba haciendo una comida en el comedor, a lo que mi pregunta fue “¿Qué estás haciendo?” y él me respondió “como terminé de pagar el ómnibus, estoy haciendo una comida para mi familia” y cuando le pregunté a mi hija, ella me dijo que le preguntara a él (con mi plata y en mi cocina), y mi premio fue que me borrara del celular y de la computadora.
Como ustedes se dieron cuenta, su herencia está más que clara, la casa donde viven actualmente. Por cosas de la vida cuidé a su hija, mi nieta, con todo mi cariño por años, le di su carrera, la llevaba y traía de la escuela, la llevaba a lo de mis suegros en ómnibus, que me gustaría que vivieran para que dijeran qué pensaban de mí.
Como por cosas de la vida yo trabajaba mucho, cuando mi nieta empezó a ir a la escuela, yo la llevaba y la traía. En ese momento pude comprarme un auto, un Suzuki de gama baja, con parte de una plata que mi padre me regaló por cuidarlo.
Y todo lo que tengo y lo que les dí era mío, pues trabaja de la mañana a la noche, en el Estado y en particular. Inclusive, una vez me trajeron del trabajo a mi casa, por lo agotada que estaba. Y quiero aclarar que mi marido hoy fallecido, no me dejó nada, pues a la hora de fallecer, por cosas de la vida no estaba jubilado.
Y este año pasó algo relevante, un sábado como cualquiera de marzo a las 2 de la mañana, una voz de mujer me llama llorando y me dice “mamá, soy tu hija, entraron ladrones en casa y si no les doy lo que me piden, me van a matar” y como comprenderán, aun así con todo lo malo que pasé con ella, es mi hija, lloraba y me preguntó si tenía joyas o dólares, a lo que mi respuesta fue no. Le dije que iba a llamar al 911, a lo que sonó una voz de hombre diciendo que si llamaba al 911 la iba a matar. Dije que solo tenía plata uruguaya, 25 mil pesos. El hombre dijo que dejara la plata en la esquina de Gregorio Funes y a eso de las 3 de la mañana salí y dejé el dinero en una bolsa negra de basura.
A la otra mañana, llamé a mi nieta para ver cómo estaba su madre, y ella me dijo que estaba durmiendo. Luego, cuando se enteró lo que me había pasado, ni siquiera me preguntó para saber cómo estaba.
Como comprenderán, es imposible que le deje algo, pues por cosas de la vida ya le dejé prácticamente mi vida entera. Podría decirles más cosas, pero creo que con esto basta.
Hablé con dos psicólogas, una de ellas es del tipo que da su número voluntario en televisión para ayudar a la gente. Entonces le pregunté si yo soy una víctima de violencia psicológica, a lo que me respondieron que sí, por abandono y material. Aparte de esto, me atiendo con una psiquiatra.
Así que nunca se preocupó por mí, a pesar de la pandemia y de que vive a míseras tres cuadras de mí.
Les cuento lo último, un día de mayo del corriente nos encontramos en la esquina, ella paseaba a su perro y yo iba a al almacén y me preguntó cómo me llevaba el corona virus, a lo que mi respuesta fue bien y cada una siguió su camino.
Verdaderamente puedo seguir contando cosas, pero esto ya me parece bastante. Todo esto es la causa de que yo quiera dejarle únicamente la casa como herencia, puesto que ya le he dado suficiente, todo lo que yo he tenido alguna vez es fruto de mi incansable trabajo.
A pesar de todo esto, la sigo queriendo porque es mi hija y valga la renuncia, por eso le voy a dejar la casa en la que vive, a pesar de que es mía y de que su marido actual, teniendo su propia casa, vive en la mía y si tiene trabajo es por mí, para colmo un día él me dijo que a mí lo único que me importaba es la plata.
Por cosas de la vida lo único que quiero, es que reconozca que no soy una mala madre, solo unas breves y sinceras disculpas.