Jonathan Ezequiel Salerno es quien cuida al libertario desde su primera elección y quien lo acompaña por todo el país. Hoy tuvo una misión adicional: no sólo fue el jefe de seguridad del operativo de la asunción, sino que fue quien manejó el auto que desplazó a Javier Milei desde el hotel Libertador hasta el Congreso. El hombre en cuestión tiene una condena en su haber.
A Salerno se lo puede ver en cada acto detrás del líder de LLA: alto, pelo de corte militar, cara de pocos amigos y una barba candado. Tiene otra particularidad: una condena en suspenso por pedir coimas. El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 17 lo encontró culpable en el 2014 por un soborno cuando trabajaba como inspector en la Dirección General Inspección de Higiene Urbana del gobierno porteño. Según falló el jurado en primera instancia, en el 2008 Salerno exigió una coima a cambio de no clausurar un local de la empresa Plastifierro Tubos SA. Por considerarlo coautor del “delito de concusión agravada por el empleo de intimidación” lo condenaron a un año y seis meses de prisión.
Y acá se abre otra duda. ¿Cómo es que Salerno, con una condena encima, anda armado en los eventos que cuida a Milei? Varios ojos en el armado se posan sobre él.