Por Jorge Bonica Sierra.-
Sin dudas que los números de la pandemia que nos da el gobierno diariamente han cambiado.
No solo cambiaron los números, sino que también cambiaron las caras de los políticos que día a día desde el 13 de marzo hasta la fecha parecían actores de Hollywood, se lucían ante las cámaras, con un puñado de mercenarios haciendo preguntas disfrazados de periodistas.
Ya escuchamos al presidente y a su secretario de presidencia, con tono preocupante, decir que tenemos que hacer el último esfuerzo para llegar vivos a la vacuna.
En pocos días más, ya desaparecerán los elogios del mundo hacía el gran presidente que vencía al virus.
El veterinario Delgado tendrá que estudiar nuevos léxicos, frases y palabras; ya las que repitió durante 9 meses se pasaron de moda.
En realidad, hasta ahora en el Uruguay, no hubo pandemia, porcentajes insignificantes de muertos, de contagiados, de ocupantes de las camas del CTI.
¿Fue porque el presidente y el secretario son unos fenómenos?
No, de ninguna manera, lo que ocurrió es que los uruguayos entramos en pánico, mirando y escuchando los números de nuestros vecinos especialmente y nos quedamos voluntariamente en cuarentena total.
Como somos muy pocos, el resultado fue excelente, el virus no entró y estábamos muy lejos de circular de modo comunitario como ocurrió rápidamente con Brasil y Argentina.
Las mutualistas privadas cerraron sus puertas, ver a un médico en persona fue casi imposible.
Lógicamente que también aquellos que adolecían de otras enfermedades tuvieron poca chance de ser tratados como corresponde.
Pero, el presidente estaba dispuesto a “no apagar los motores de la economía” y puede ser muy lógico que así lo piense.
Eso implicó que se comiencen a abrir “las perillas”. Primero sorprendió con “la construcción”, que muchos pensamos que era por UPM y su inversión, pero finalmente decenas de miles de trabajadores volvieron a su labor diaria.
Y luego una a una todas las perillas se fueron abriendo y dejando casi de lado la “nueva normalidad” para transformarse en un regreso a la normalidad.
Las fronteras nunca se cerraron de verdad, por el Chuy era un colador, los argentinos siguieron viniendo como si nada, algunos porque tenían una propiedad en Punta del Este ya estaba habilitado.
Uruguayos radicados en el exterior entraban como perico por su casa, los vuelos comenzaron a estar habilitados y varias empresas llegan diariamente al Uruguay trayendo pasajeros de todas partes del mundo sin ningún tipo de restricciones más que un test realizado hasta 72 horas de subir al avión.
López Mena seguía llenando barcos y con la confusa propuesta de tener un laboratorio a bordo, siguió facturando.
Hay que entender que fue un gran benefactor de la campaña electoral de Luis y nadie le puede decir ahora que no va a facturar durante varios meses.
Esa misma postura del gobierno es la que los uruguayos asumimos.
Si el gobierno hace de todo, quiere decir que esto ya está, se terminó, no me pongo más el tapabocas, no guardo distanciamiento, no gasto más en alcohol en gel.
Los propios políticos no respetaban el distanciamiento ni el tapabocas.
Senadores y Diputados que andaban sin tapabocas en la vía pública y en lugares de comidas como nosotros los vimos, la traducción es que “en el Uruguay no pasa nada”.
Políticamente todos estos buenos resultados fueron utilizados de diferentes formas.
“¿Alguien se puede imaginar si era Daniel Martínez el Presidente cómo estaríamos ahora?” se preguntaban los radicales fanáticos contra el Frente Amplio a modo de tomada de pelo al Frente Amplio.
Varios famosos argentinos se venían corriendo a sus casas en Punta del Este, que nadie sabe el origen de sus millonarias inversiones.
Luis invitaba a los argentinos con plata a venir al Uruguay, ofrece seguridad fiscal, bancaria y poca inflación.
Tres cosas que los argentinos añoran.
Mientras tanto los motores se mantenían encendidos de la economía e incluso tomaron más velocidad que antes de la pandemia.
Pero “tanto va al cántaro al agua, que al final se rompe”, antiquísima expresión que lo pinta de cuerpo entero a lo que está ocurriendo ahora.
Mientras los contagiados eran muy pocos, se podía seguir un protocolo de sentido común.
Saber cuáles fueron los últimos contactos del positivo, aislarlos e hisoparlos a los 7 días para ver si estaban contagiados, o no.
Pero, cuando el virus entró a circular, Uruguay demostró que durante estos 7 meses en lugar de prepararnos para cuando los contagios podrían aumentar, lo que hicimos fue sentirnos héroes, hacer entrevistas repletas de soberbia en las radios, canales y diarios del exterior, para contar como contuvimos la pandemia.
Nunca se hicieron las 100 camas de CTI que prometió el gobierno el 17 de marzo.
Nunca se prepararon nuevos controladores, y ahora tuvieron que salir corriendo a pedir soldados y enseñarles a hacer seguimientos de personas que estuvieron en contacto directo con un positivo.
Cuándo éramos chicos me acuerdo de una frase que nos enseñaba el director de mi colegio el Profesor Gerónimo Zolezzi… “No canten victoria antes de tiempo”.
Y eso fue lo que hicimos, parecían vedettes desfilando por los medios de comunicación, y ahora parecen bebes que se hicieron caca encima y están escondidos en un rincón.
Ahora lo único que les queda es rezar, porque hicieron todo lo posible para que esto ocurriera.
Y le van a echar la culpa a los uruguayos irresponsables que no se cuidan.
Pero ellos (los políticos del este gobierno) son los que menos ejemplos dieron, incluso el propio presidente y recordamos varios.
LA OTRA HIPÓTESIS
Hay muchos compatriotas que aseguran que esto es una Plandemia, que está todo planeado y que los test son absolutamente falsos.
Que no capta el virus, sino que capta algún virus. Y que todos salen con el nombre del coronavirus.
¿Es un Plan Global de Reducción Poblacional a partir de un marco teórico que es un supuesto virus?
Este virus no se puede demostrar, que hasta dudas tienen científicos de su existencia.
Estados Unidos dice una cosa, China dice otra totalmente opuesta.
Médicos del mundo dicen algo muy fuerte, hablan de un engaño masivo, dicen que el virus es un mero marco teórico dibujado adrede, para accionar mediante nuevas vacunas sintéticas, sobre la población en general, esterilizando a la gente, eso es lo que aseguran está ocurriendo.
Hablan de falsas muertes por Covid, que son otras enfermedades que ya conocemos.
¿De qué fallecen se preguntan?
Llegan a asegurar médicos titulados que las campañas de miedo son un trampolín a la muerte.
Que incluso se paga por los respiradores para cuando los necesiten, por lo que hay que usarlos a como dé lugar y para justificar el pago anterior.
¿Parece de película verdad?
Aseguran que muchos se mueren de gripe normal, la que todos conocemos y tuvimos, con un falso positivo de Covid.
Llegan incluso a no creer en el virus.
¿Y a quién le creemos los ciudadanos comunes que no somos expertos y que estamos con mucho miedo?
Hablan de autopsias no realizadas a los muertos con supuesto coronavirus, que comprobaría la falsedad.
Lo llaman naturalmente “falsa enfermedad” como si nada.
LOS MEDIOS DE PRENSA CÓMPLICES POR BURROS
Cuando veo el informativo de canal 12, calcado día a día, dándole todos los minutos centrales a informar cuantos muertos hay en el mundo, los test que se hicieron hoy, cuantos contagiados, los departamentos que hay gente “transitando la enfermedad”.
Entrás en pánico sin dudas. Te enloquecen, te transforman en una fobia caminando.
A tus familiares ancianos los mirás como si fuera la última vez que los vas a mirar vivos.
Los hijos no van a la casa de sus padres mayores porque temen ir con el virus sin saberlo y contagiarlos.
Temen ser la causa de la muerte de sus padres o abuelos. Una locura generalizada que no tiene pies ni cabeza.
Los medios de prensa, algunos por burros, otros por plata, siguen los lineamientos que les marcan los políticos.
Mucha información y difusión para ellos, miles de minutos de exposición como si fueran divas.
Un presidente que lo quiero ver dentro de unos meses a ver si es tan soberbio. Quiero verlo haciendo entrevistas en TN de Argentina como si fuera el muchachito de la película, hasta hacer delirar a muchos porteños queriendo tener un presidente como el nuestro.
Luis hizo las cosas bien, se manejó correctamente, hizo lo que pudo, aprovechó los buenos resultados, pero, hay que decirlo claramente, aquí pasó lo que el destino quería que pase, y va a pasar, lo que pasa en todo el mundo, ni más, ni menos.
La gran virtud de Lacalle Pou ha sido no parar los motores de la economía, porque Uruguay no tiene reservas, ni tiene créditos para bancar todo lo que se detiene cuando la economía sucumbe.
Y para el final, voy a ir a un 3 de abril de este maldito 2020.
Ese día el Senador Jorge Gandini en entrevista en referencia al coronavirus dijo:
“Tenga la seguridad que nos vamos a contagiar todos, algunos de nosotros nos enfermaremos y ni nos vamos a enterar, el porcentaje de muertos es muy pero muy reducido, menos que muchas otras enfermedades, hay que cuidar más a los grupos de riesgo, eso es todo”
Un visionario Don Gandini sin duda, al final de este cuento, veremos que realmente tuvo razón.