Después de perder como local en su estadio el partido de ida contra Paranaense por dos a uno, podríamos decir que está casi eliminado de la Copa Sudamericana.
Es lo lógico sin duda, pero los hinchas, su entrenador y hasta los dirigentes, aún siguen teniendo esperanzas de dar vuelta el resultado adverso de la primera semifinal.
¿En qué se pueden fundamentar para ser optimistas?
¿En su trayectoria histórica?
¿En su reserva anímica?
¿En su poderío futbolístico?
Sinceramente es muy difícil ser objetivo y ser optimista con este equipo de Peñarol.
La defensa de los aurinegros es sencillamente mala, con dos zagueros muy mediocres y un golero que increíblemente en los últimos meses ha ido desmejorando hasta la duda de su titularidad.
Y no tiene suplente, porque este brasilerito con cara de nene llamado Volpi, que nunca jugó en ningún equipo de primera categoría, con ya 29 años, es un invento, y debería agradecerle a Dios ponerse la camiseta de Peñarol.
El lateral Ramos también es jugador de cuadro chico, para Danubio o Defensor, pero otro regalo jugar en Peñarol. En Italia jugó en cuadros de segunda y tercera categoría. Valentín es 10 veces más jugador que Ramos.
Giovani marca muy poco y su fuerte es ir al ataque, no es lateral.
En el medio campo, Larriera debe abandonar el doble cinco para jugar con tres volantes y el argentino Musto debe ser el central, con Gargano por un lado y Trindade del otro, con Canobbio, “El Canario” y Torres arriba.
Cepellini es un invento, toque, toque, toque y no pasa nada, molesta en la cancha, ocupa un lugar.
Torres rinde mucho por el medio, la raya lo deja encerrado y es sencillo marcarlo, en cambio por el medio puede desnivelar.
Y si no juega Canobbio por el problema del positivo, Nahuelpan debe ser titular.
Pero voy a ser claro, sería un milagro que Peñarol pueda dar vuelta el resultado negativo de su estadio, se tendrían que dar muchas cosas para que eso ocurra.
Que Dawson vuelva ser el gran golero salvando goles cantados, que los zagueros se disfracen, y que Larriera arme el medio campo con tres volantes.
¿Peñarol de los milagros?