Peñarol y Rentistas empataron uno a uno, en un partido desastroso, donde ambos equipos se mostraron totalmente ineficientes, con un juego mediocre, donde revelaron que ninguno de los dos puede tener aspiraciones en este campeonato.

Ver a este Peñarol sin alma, sin garra, con caras de jugadores entregados, de cabezas gachas y un entrenador que da la misma imagen; nos da mucha pena sin dudas.

El entrenador no pudo en ningún momento trasladar un espíritu de cuadro grande, lo dirige a Peñarol igual que lo hizo en Danubio o Wanderers, y con mucho respeto, Peñarol es un cuadro grande con una historia espectacular.

Para empezar, Larriera pone en cancha un equipo predestinado a no llegar al arco rival.

Arma una línea de cuatro con un lateral derecho que no puede estar en cancha. Acosta no para a nadie y va arriba sin culminar jamás en forma acertada sus ataques.

Canobbio no puede transitar 80 metros para defender y de vuelta los 80 metros para llegar al ataque. Es desgastarse inútilmente.

Canobbio, es desnivelante por su velocidad y en el mano a mano, pero nunca puede ser sorpresa, teniendo que cubrir todo el largo de una cancha, nunca llegará con asombro para sus rivales y menos aún, la fuerza necesaria para darle un buen fin a su ataque.

¿Cómo pretenden que alguien haga un pase de gol, si solo está muerto de frío arriba “El Canario” Álvarez?

Pone los doble cinco, que no pasan la mitad de la cancha. ¿Es necesario dos jugadores de marca en el medio campo ante Rentistas?

¿Es necesario un 4, 4, 1, 1 para enfrentar a Rentistas? ¿Para cualquier rival en el fútbol uruguayo que no sea Nacional?

Larriera dirige a Peñarol como cuadro chico, porque ya estuvo a punto de ser cesado y sabe que si pierde el próximo partido, ya muchos van a pedir su cabeza.

Sale a la cancha con miedo, temeroso, no sale con aire de ganador, con viento en la camiseta.

Freitas y Trindade no jugaron mal, es que simplemente se superponen y no hace falta ese rol tan defensivo.

Cepellini no es titular en Peñarol, buen muchacho, educado, toca, pasa, hace paredes, pero… no influye para nada en el ataque, que es su función real, como lo hacía Terans.

¿Agustín Dávila? ¿Alguien me puede explicar de qué juega?

¿Es centro delantero? ¿Es media punta?

La verdad que lo miré mientras estaba en cancha y no logré finalmente definir cuál es la tarea que tiene en el equipo.

Todo esto, es responsabilidad exclusiva de Mauricio Larriera, que no entendió aún y no creo que a esta altura lo logre entender, que es el entrenador de uno de los equipos más gloriosos del mundo junto a Nacional del fútbol uruguayo.

Sin dudas que la elección del entrenador de Pablo Bengoechea ha sido letal.

Estamos conscientes que le falta Facundo Torres, que es la diferencia, que hace jugar con ganas a Álvarez, que desborda, que tiene velocidad y se hace imparable a la carrera.

Pero no es un problema solo de jugadores ausentes, se trata de mentalidad del entrenador, que está en la cuerda floja, y por eso es tan timorato.

Peñarol y Nacional deben jugar en el campeonato local, con un cuatro tres, tres, listo, no inventen nada más, es eso, simplemente jugar atacando a sabiendas que es el cuadro grande, que tiene mejores jugadores individuales, mejores planteles, mucho más dinero y hasta muchas veces, los jueces le dan una manito.

 

ACTUACIÓN INDIVIDUAL

 

Kevin Dawson:

No le llegaron mucho y en el gol no tuvo nada para hacer. No puede ser el golero el capitán, se ganó una amarilla por salir de su arco a protestar al Juez. Sigue dando la imagen de mucha inseguridad, cuando le toca salir a cortar pelotas de aire.

 

Juan Acosta:

La noche negra de Juan Acosta. Lo bailaron por su sector toda la noche, pero además, en el gol de Rentistas iba a sacar la pelota y simplemente le erró a la misma y el rival quedó solo para convertir el empate.

 

Fabricio Formiliano:

Bajo, desconocido. A los pocos minutos le vino una pelota larga, ganó en la carrera, lo apretó un delantero y tiró para afuera la pelota por gusto. ¡No muchacho! Le faltó calidad. Se fue lesionado, algo que se va haciendo costumbre.

 

Gary Kagelmchaer:

Fue dentro de la mediocre defensa, de los mejorcitos. Levantó su nivel en los últimos partidos y muchas veces, se puso a defender al hombre tratando de tapar todos los espacios que dejaban libres sus compañeros.

 

Joaquín Piquerez:

Volvió de su lesión muscular leve, pero en bajo nivel. Cada ida al ataque fue repetida y anunciada. Los centros a la olla son ventaja para las defensas rivales. También le costó la marca, muchas veces quedó a medio camino.

 

Jesús Trindade:

Corre mucho, marca bien, pasa bien, no le regala la pelota al rival nunca. Tiró de fuera del área con acierto.

Pero su juego repetido y siempre para atrás, es muy difícil soportar las cientos de veces por partido, que la pasa para atrás, incluso a su golero.

 

Gonzalo Freitas:

Tiene bruto lomo, corre como loco, quita bastante, pero no sabe jugar de doble 5, es lo mismo que le pasa al argentino.

Va muy bien al cabezazo ofensivo, pero si no le levantan un centro como la gente, es imposible que pueda mostrar esa condición.

 

Agustín Canobbio:

Fue el mejor de todos esta noche. Lo obligan a realizar un desgaste inhumano. Es imposible que pueda ser marcador de punta y puntero derecho. Hizo un bonito gol, definiendo muy acertadamente.

 

Pablo Ceppelini:

Toca, rota, la pide, la pasa atrás, toca, rota, la pide y la pasa a atrás de nuevo.

Así se pasa todo el partido, pero… no concreta, no pesa en el partido, no llega al área, no tira de media distancia, muy poco y no influye.

 

Agustín Dávila:

¿Jugó? Que se ponga la camiseta de Liverpool debajo de la de Peñarol a ver si se acuerda de algo de lo mucho de bueno que hizo con el negriazul.

 

Agustín Álvarez Martínez:

Hace varios partidos que juega enojado, desmotivado, lento, poco participativo. Su rendimiento, no puede ser calificado si hace goles o no hace goles. Tiene muchas condiciones para ser también muy buen jugador y no solo goleador.

También hay que decirlo… las pelotas que le llegan son pelotazos de los zagueros, no las agarra nadie, es imposible. No hay uno que le haga el juego que necesita.

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