Cuando escuchamos lo que dijo Heber…
El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, dijo que los recientes cambios en la cúpula de la Policía Nacional responden a una «nueva etapa donde se consolidan los éxitos que ha tenido este Ministerio del Interior en la lucha contra el crimen organizado».
¿En serio está mal de la cabeza?
¿Es un gran actor frustrado?
¿Está quedando ga ga?
Podríamos seguir con decenas de interrogantes más, con respecto al Ministro del Interior Luis Alberto Heber.
Se le ve mal, gordo, panzón, caminando lento, arrastrando la lengua, realmente se le ve muy mal.
Seguramente agobiado por la responsabilidad, a la cual no está preparado para enfrentar.
Un payador innato, creído que lo que hizo durante 35 años como legislador, ahora le iba a dar resultados.
Jamás pudo ocupar el cargo de Ministro del Interior, pero es el ministro de confianza extrema del presidente.
Fue el que negoció en secreto la extensión en el puerto por 60 años y no se le cayó la cara de vergüenza.
Al ser secreto, podemos presumir muchas cosas, incluso que hubo alguna comisión para que esto pase.
Ante la muerte de Larrañaga, Heber al Ministerio, es un hombre ideal para negociar, para conciliar.
¿Con los narcotraficantes?
¿Para dejar que el puerto siga siendo un colador gigante?
Cuando debimos soportar a Bonomi tantos años, y cuando creímos que se venía un cambio a favor de la gente, llegó Heber.
Ahora nos dice que volteó a toda la cúpula policial para mejorar el éxito de estos que se van.
Que van a terminar en cana por hacerle favores a Astesiano.
Favor que Luis conocía a la perfección.
