Por Sebastián Sosa.-
En el libro «Por qué creemos en mierdas» de Ramón Nogueira, podemos adentrarnos en la psiquis de aquellos que niegan, creen en absurdos y en conspiraciones mundiales. Nogueira nos explica que es un «sesgo» y un «heurístico» y porque creemos en lo que creemos. En sus palabras, los sesgos y los heurísticos son cosas que suceden cuando procesamos información; son maneras que tenemos de entender el mundo, de intentar darle sentido y se diferencian en una cosa importante: lo heurístico es un atajo. Son reglas rápidas que muchas veces nos permiten tomar decisiones correctas. Nos permiten ahorrar tiempo que si tuviéramos que detenernos a pensarlas nos costaría mucho tiempo y serían incluso peligrosas para nuestra vida. Por otro lado, los sesgos son errores sistemáticos. Las decisiones heurísticas son casi siempre acertadas, en cambio el el sesgo siempre es erróneo y es sistemático porque siempre toma la misma dirección y de la misma manera. Uno de los sesgos más importantes es el «sesgo de confirmación» y es la preferencia que tenemos por la información que confirma lo que nosotros creemos. Ejemplos sobran, pero me remitiré a dos. Al Dr. Sciuto y la única información que repite (aunque técnicamente no confirma nada de su teoría sobre los falsos positivos) y que Bernard La Scola hizo pública en un estudio sobre los test PCR. Pero descarta todos los otros estudios sobre el PCR, incluidos los estudios sobre el estudio de La Scola y que explican el «porqué» Sciuto se equivoca en su argumentación. Y el otro ejemplo es el del presidente del Partido Verde Animalista, Leonel Garcia, que se dedica en su tiempo de ocio a publicar videos de supuestos médicos en Bolivia sobre el dióxido de cloro y una supuesta medicina milagrosa con la cual se puede curar hasta el cáncer o el VIH.
Al ser humano le encanta que le digan lo que quiere oír. Y prefiere la información que confirme su teoría aunque exista otro sinnúmero de estudios que nos contradiga. Esos no son relevantes.
Otro sesgo importante es el «sesgo egocéntrico» que es la tendencia a asumir que las cosas giran entorno a nosotros muchísimo más de lo que realmente giran. Esto quiere decir que tendemos a establecer relaciones entre cosas que pasan con nosotros que no tienen necesariamente que ser así. Por ejemplo, decir que el dióxido de cloro «me ha curado de la diabetes». Como lo ha escrito en redes Leonel Garcia. Y el más peligroso de todos el sesgo que se ha hecho llamar el efecto Dunning-Kruger que explica que muchas veces no somos conscientes de lo poco que sabemos. Y cuanto menos sabemos de un tema, con más confianza creemos que podemos opinar. Lo hacemos en temas en los que no tenemos ni remota idea y opinamos sobre virus, las vacunas y los tratamientos experimentales con medicamentos milagrosos.
Estos personajes también descreen del método científico y del principio de parsimonia, osea «una hipótesis es tanto mejor cuanto más se explica con menos elementos teóricos. Es decir, las hipótesis deben ser sencillas y predecibles y aquello que puede explicarse de forma sencilla no debe ser interpretado mediante hipótesis innecesariamente complejas y alambicadas. Lo claro es mejor que lo oscuro, lo diáfano suele ser más acertado que lo retorcido. Aquello que tiene mayores visos de verosimilitud es lo más probable y debe conceder más crédito que a las explicaciones más complicadas. Debe eliminarse lo superfluo mediante la navaja de Ockam, que tiene por función cortar la cabeza a todo lo redundante e innecesario. Las entidades no deben multiplicarse innecesariamente, las complicaciones conducen generalmente a situaciones erróneas, a falsos planteamientos y a soluciones equivocadas y perniciosas. Cuanto más sencilla sea una teoría, más probabilidades tiene de ser verdadera.», según consta en el portal español elsevir. Y suscribo totalmente. Para apuntalar las teorías conspiranoicas sobre una plandemia creada con fines políticos de control mundial hay que revolver sobre teorías viejas y poco aceptadas. Se escuchan apellidos famosos como los Rotschild, Rockefeller, Morgan, Du Pont o la familia Bush. Y se intenta tejer una complicada red de conspiraciones mundiales que los involucran.
Esos son los 3 jinetes del apocalipsis (aunque hay más). Los necesitados de atención, encajar en un grupo o sentirse únicos (discurso de la manada), toman los datos que sólo confirman sus teorías y los interpretan como les da la gana. Tomando información incompleta, sesgada y llena de prejuicios y creencias previas. Tal como lo explica Javier Santaolalla en su cuenta de youtube. Y concluye, «la gente cree en estas cosas y muchas otras guiada por motivaciones muy humanas como son encajar y sentirse bien. Piénsalo, en un cerebro terraplanista la lógica de que nos ocultan información y nosotros no somos borregos como ellos encaja perfectamente, eres especial, has visto algo que otros no».
Hasta aquí, he tratado de echar luz a este tema tan interesante. La pregunta de todas formas aún no tiene una respuesta concreta. ¿Porque creen en tanta mierda? Quizás un poco de todo lo desarrollado en esta nota podría explicarlo. O quizás tan sólo sean un grupo de infradotados idiotas. Se los dejo a su criterio.