Los árbitros resolvieron detener el fútbol uruguayo tras una amenaza que recibió un juez, que se encontraba en el exterior y estaba designado para un nuevo partido en el uruguayo.

Al parecer, ya que no trascendió fielmente, la amenaza fue al juez y su familia y le llegó a su mail.

Por supuesto que anónimamente, como lo que son los que hacen eso, cobardes.

Sin embargo, la gremial, a pesar de tener el tiempo necesario, ya que la amenaza llegó el día jueves, no accionó hasta el día sábado a la noche, permitiendo que se juegue parte de la fecha, con un grande (Peñarol) incluido.

A la salida de ese partido que se jugó en Jardines del Hipódromo, cancha de Danubio (su rival), una persona que oficia de fotógrafo del Danubio espero a la salida a la cuaterna y los insultó en forma muy fuerte y frontal.

No los amenazó, y menos los tomó a golpes, no hubo agresión.

Al parecer ese incidente, que fuera denunciado en la comisaría 16 por los árbitros insultados, fue el que hizo tomar la medida, junto con la amenaza anterior, a parar el fútbol.

Como medida gremial, nos parece muy bien, no se puede permitir alegremente que sus agremiados sean amenazados de muerte y dejarlo pasar como si nada hubiera ocurrido.

Incluso el juez de línea amenazado se bajó de su designación, lo que lo hace más fuerte aún el episodio.

Seguimos sin entender por qué no pararon antes y no se jugó la fecha completa.

Pero ahora que comenzaron las conversaciones para volver a ver fútbol, nos enteramos que los jueces responsabilizan a dos grupos, los periodistas y los dirigentes.

Los dirigentes que se pasan en los medios criticando los errores de los jueces una y mil veces.

Los periodistas que destacan y amplifican semanas y semanas los errores de los árbitros.

¿Qué pretende el gremio de jueces entonces?

¿Cómo hacen los dirigentes para darles más garantías de las que tienen?

Les han dado de todo en materia de seguridad, nunca vimos tanto dinero puesto al servicio de los árbitros de fútbol.

¿Pretenden multar a los clubes si un idiota los insulta? ¿Pretenden que los dirigentes impidan que un pobre gil les mandé un mail sin nombre diciéndoles que tengan cuidado con lo que cobran porque los van a matar?

Es imposible.

Ahora bien, hay dirigentes que viven en los medios dándole palo a los jueces, incluso señalando errores que no existieron, sin saber lo que están diciendo.

Dirigentes de los grandes especialmente, reiteran permanentemente como una estrategia criticando duramente el accionar de los jueces.

Incluso, logran que haya jueces que están vetados dirigir a los grandes.

Un disparate mayúsculo que las autoridades se dejen meter la pesada por los dirigentes y excluyan jueces para que no dirijan a un club.

¿La solución es que no dejen hablar a los dirigentes?

¿La solución es que los periodistas no sean tan agresivos a la hora de reiterar los errores de los jueces?

No, de ninguna manera, eso es coartar la libertad de expresión clara.

Entonces… ¿Cuál es la solución que nosotros creemos que hay que hacer?

Muy sencillo, que los jueces puedan hablar luego de arbitrar, que dialoguen con la prensa y que respondan todas las interrogantes sin tapujos.

¿Por qué cobraste ese penal que a nuestro criterio no fue?

Y el árbitro va a dar su punto de vista y sus argumentos. Listo, se terminó, el juez habló, explicó, se defendió.

Y si metió la pata, que diga, me equivoqué, no lo vi, me pareció que lo había golpeado, etc.

Y una garantía es que haya VAR para todos los partidos y listo.

En Uruguay todo llega tarde.

¿Qué no hay suficientes árbitros homologados?

¿Y por qué no hay?

Tiene que haber y listo, vayan, hagan el curso y vuelvan capacitados.

¿Si un juez es amenazado por mail que hacemos?

Hacer la denuncia en Delitos Complejos y listo. Se puede pedir custodia especial para la familia incluso si lo creen necesario. Pero no parar el fútbol, ya que le damos a cualquier energúmeno la posibilidad de parar el fútbol, a cualquier vivo que necesita que su equipo no juegue para que se recuperen de Covid o lesión sus jugadores mande un mail y lo logra.

Aquí hay que apostar al diálogo y a la libertad, que los jueces no sean mudos, que hablen, que expliquen técnicamente sus resoluciones.

Y si un periodista o un dirigente se pasa de la raya y difama o injuria a un árbitro, que sencillamente hagan la denuncia penal correspondiente y que se resuelva en la justicia penal.

Esas son sus garantías, si no las usan, es otro problema.

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