Todos me preguntan qué es lo que pienso sobre el posible resultado del referéndum del 27 de marzo.
Me gusta arriesgarme en dar resultados políticos, analizarlo desde afuera, en forma imparcial.
Hace muchos años que veo y analizo actos políticos de todo tipo no solo en Uruguay.
Este referéndum viene tirado de los pelos, a mi modesto entender se trata solo de una estrategia de la izquierda junto con el PIT CNT para arruinarle el gobierno al presidente Lacalle Pou.
No estoy diciendo que eso está mal, a la inversa, es una estrategia válida, y legal.
Pero hay que tenerlo en cuenta, esto es una gran maniobra de la izquierda, que no encontraba la forma de ser oposición y resolvió buscar algo más grande, y eso es este referéndum.
Con respecto a la LUC, siempre me pareció absurdo que el presidente presentara una Ley de Urgente Consideración con más de 500 artículos, un abuso sin dudas.
Ni siquiera los propios parlamentarios que votaron a favor o en contra sabían a ciencia cierta lo que estaban votando.
¿Cómo hacen 3 millones de uruguayos ahora para poder informar e interpretar 135 artículos?
Convengamos que es imposible.
A partir de allí, debemos decir que todo se transformó naturalmente en un segundo balotaje como el que Lacalle Pou disputó con Daniel Martínez.
Blanco o negro, izquierda a derecha, zurdo o facho; por ahí anda la cosa.
Ahora vamos a nuestras predicciones a tan solo 12 días.
Debo decir que no está todo el pescado vendido, y que estos 12 días van a definir el resultado final.
Hoy por hoy para mí, están parejos, diría extremadamente parejos ambos sectores del Sí o el NO.
La izquierda es mucho más militante que la derecha. Además largaron mucho antes, ya que es muy beneficioso el haber juntado más de 800 mil firmas.
Esa militancia está fresca y sin duda que firme a favor del SÍ.
Es una base importante que va a sacarle mucho rédito.
Muchos militantes trabajan gratis, no piden nada a cambio, lo hacen por ideología, son voluntarios.
La derecha tiene una gran ventaja, son gobierno.
Y han puesto a todo el gobierno al servicio del NO.
Incluso la publicidad oficial, donde “casualmente” han resuelto en este mes contratos millonarios de publicidad con los principales medios de comunicación del país.
El SÍ tiene la ventaja de su militancia y su base de cientos de miles, casi un millón de uruguayos seguros de votar por ellos.
El NO tiene toda la maquinaria del Estado funcionando a su favor, es mucho, y puede definir el resultado final.
Y me tiro al agua.
Si las elecciones fueran este próximo domingo, me animo a decir que veo ganar al SÍ por muy poco margen.
Pero (me cubro jaja), faltaría una semana más, con un porcentaje muy importante de gente que no dijo que va a votar, y la gran publicidad del NO en medios y callejera, puede revertir el resultado, siempre por muy poco margen.
Resultado incierto, con un aditivo especial.
El voto castigo, que a mí entender aparece claramente. Los que votaron la coalición, pero se encuentran enojados por el no cumplimiento de las múltiples promesas realizadas antes de la elección.
¿Hay gente que vaya a votar el SÍ porque está caliente con la gestión de Lacalle Pou?
Sí, pero no en gran número.
¿Habrá muchos que anulan?
No, será insignificante.
¿Habrá muchos votos en Blanco que van para el NO?
Tampoco pasará del 2%, pero hace fuerza. Son personas que no votarían jamás con el Frente o el PIT, pero quieren darle un tirón de oreja a Luis a ver si reacciona y cumple sus promesas.
Final de bandera verde, cabeza a cabeza, donde no hay que olvidar a los que pueden venir de Argentina a votar, que pueden en este caso, definir el resultado final.
Al final habrá un vuelco masivo hacia uno de los dos, que hará cierta diferencia.
¿Ganará la militancia implacable de la izquierda y los sindicatos?
¿Ganará la popularidad del presidente y los medios de comunicación masivos?