Por Alfredo Etchegaray.-

Ha sido una tormenta mundial inesperada que afectó las economías, el turismo, los servicios, diversidad de empresas y los estados emocionales de los habitantes del planeta.
Esta pandemia, es parte de las numerosas que han acontecido desde el inicio de los intercambios comerciales y el origen de las civilizaciones, pero ha sido un sacudón inesperado que impactó a desprevenidos y conservadores, emprendedores y soñadores, con pocas excepciones de beneficiados y frecuentes teorías de conspiraciones, positivos tiempos para reflexionar y valorizar la naturaleza, el tiempo y los afectos.
El Poder Ejecutivo ha iniciado su navegación en estos mares de corrientes impredecibles, con acertado equilibrio, ajustando las velas con cautela, ante el cambio de vientos y soportando las frecuentes presiones de los “opinólogos” pidiendo por los extremos del cierre o apertura total y con la elección de la mesura y los caminos del equilibrio, Uruguay ha sobrellevado la tempestad con madurez, manteniendo una buena imagen internacional.
Ahora, el desafío es como apoyar el mantenimiento de los puestos de trabajo, evitar el cierre de empresas y mantener viva la llama de las pymes y los trabajadores y creativos y su autoestima, en un mercado con un abrupto faltante de liquidez, que sólo en el rubro del turismo quedó herido en cientos de millones de dólares, afectando a todos los bienes y servicios colaterales.
La cara positiva es el clima de numerosos extranjeros que mencionan su interés en mudarse a residir todo el año, logrando, por accidente natural, el inicio del consumo y de temporadas de doce meses, que se consolidarán si se apoya la conectividad eficiente y de bajo costo, a través de combustibles subsidiados a toda compañía que nos conecte en baja temporada. El desafío es ¿cuáles son los planes de reactivación y apalancamiento tipo “puente” hasta que regrese la luz y se normalice el consumo?

Estados Unidos, varios países de Europa y otros continentes, están implementando planes de reactivación urgentes, con expresa recomendación del Fondo Monetario. Imagino a todas las Intendencias y organismos públicos haciendo un llamado a empresas y ciudadanos, pidiendo proyectos para que los técnicos del Estado los viabilicen. Imagino a los bancos llamando a todos sus clientes ofreciendo líneas de crédito de acceso “fast track” con formatos de leasing a tasas bajas y plazos largos con estrictas condiciones de cumplimiento y garantías reales, y el gobierno apoyando con desregulaciones y condiciones. Imagino al Estado volcando un crédito internacional en el plan de reactivación de las pymes y nuevos proyectos de apoyo a la mano de obra y producción nacional. Imagino a las AFAPS invirtiendo parte de sus grandes capitales en proyectos viables. Imagino a toda la educación pública y privada, con un plan de evolución creativa, capacitando jóvenes y ex alumnos en todo lo vinculado a las nuevas demandas del mercado laboral. Imagino a los ciudadanos soñando e implementado proyectos generadores de puestos de trabajo. Imagino a los gremios aportando ideas constructivas de emergencia y proponiendo una flexibilización circunstancial para dinamizar. Imagino a organismos como el SUCIVE facilitando con las fechas de pago de las patentes, y sigo imaginando, hasta que me despierta el amanecer.

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